Pitágoras, conocido principalmente por su famoso teorema sobre los triángulos rectángulos, fue un carismático polímata del siglo VI a.C., destacando como geómetra, científico, místico y matemático. En su tiempo, no existía una división clara entre ciencias y letras, permitiendo que alguien pudiera ser simultáneamente científico, chamán o astrónomo. Sin embargo, Pitágoras no dejó escritos y su legado se basa en las enseñanzas transmitidas oralmente y en lo que escribieron sus discípulos. Se le atribuían habilidades extraordinarias como la capacidad de entender el lenguaje de los animales, dominar la naturaleza, prever el futuro y sanar. Además, se le atribuye la invención de la oratoria y el don de la profecía y la bilocación.
Pitágoras es famoso por haber fundado una fraternidad pitagórica en la ciudad de Crotona, en la Magna Grecia, donde desarrolló una escuela de vida con enseñanzas basadas en la moralidad y la política. Esta fraternidad practicaba un hermetismo absoluto y mantenía una simbología secreta, castigando severamente a los delatores. Además, se dice que Pitágoras perfeccionó el alfabeto griego, acercando sus líneas a la geometría y modulando sus contornos. Su apariencia física era imponente y apacible, lo que le ayudó a atraer numerosos seguidores.
Una de las enseñanzas más significativas de Pitágoras fue la concepción dual de la realidad, distinguiendo entre un plano físico y un plano metafísico superior que contenía entidades inmutables e inmateriales, como los números y las almas humanas. Se adhirió a la doctrina órfica de la inmortalidad del alma y la transmigración de las almas, adoptando una visión soteriológica destinada a salvar el alma. Esta visión también promovía la compasión por los animales y la igualdad moral y espiritual entre hombres y mujeres, considerando a las almas como entidades sin sexo.
Las mujeres jugaron un papel importante en la escuela pitagórica, siendo recibidas como iguales y permitiéndoles estudiar astronomía, matemáticas y música. Destacan figuras como Teano, discípula y esposa de Pitágoras, autora de tratados sobre la proporción áurea y la ética. Las mujeres pitagóricas alcanzaron fama como curanderas y científicas, perpetuando el legado de Pitágoras incluso bajo persecución. Este enfoque inclusivo y avanzado para su tiempo contribuyó significativamente a la expansión de sus enseñanzas.
La influencia de Pitágoras en la antigua Grecia fue profunda, no solo por sus enseñanzas matemáticas y científicas, sino también por su impacto moral y social. Sus seguidores, conocidos por su sentido de justicia y lealtad, intentaron implantar sus ideas en la política, promoviendo una vida armónica y rechazando el materialismo. La comunidad pitagórica se convirtió en un referente moral, ejemplificando una vida dedicada al conocimiento y la armonía, tanto individual como socialmente.