El surgimiento del Estado moderno está ligado a la forma en que plantea la política Maquiavelo en su obra El Príncipe, que en la tradición moderna quiere verse como una manera de tratar con la realidad de las cosas en lugar de hacer disquisiciones y teorías sobre lo que las cosas deberían ser. Sin embargo, es absolutamente representativo que en la Edad Media, en la que la religión suponía un elemento que mantenía irresuelta la tensión entre teología y política, "realismo" era el término que se usaba para denominar al idealismo, mientras que nominalismo representaba lo que hoy entenderíamos por empirismo.
Que la posibilidad del logos dependa de la idea de un cosmos debe hacernos ver que el nominalismo, en el mejor de los casos, sólo podría ser un estadio inferior en el camino del progreso, que será tal solo en el caso de que participe de la idea del bien y de la idea de inmortalidad, que podríamos entender por la noción moderna de sostenibilidad.