Las iglesias fortificadas son construcciones para desempeñar un papel defensivo en tiempos de conflicto. Estas iglesias fueron diseñadas especialmente para incorporar características militares, tales como paredes gruesas, almenas y troneras. En la Comunitat Valenciana hay un ejemplo de este tipo de construcciones como es la de San Bartolomé de Jávea.
La Iglesia Fortaleza de San Bartolomé de Jávea está situada en pleno centro histórico, en la Plaza de la Iglesia, y a lo largo de su historia, no solo ha servido como templo sino también como defensa. Es Monumento Histórico-Artístico Nacional desde 1931, y está considerada como BIC (Bien de Interés Cultural) desde 2018. La Iglesia de San Bartolomé es el edificio principal del centro histórico de Jávea, que se caracteriza por sus casas blancas con dinteles de piedra tosca.
La parte más antigua de este edificio religioso-militar es el actual presbiterio, construido a partir de 1304. En 1513 empezaron las obras para agrandar la iglesia, de la mano del arquitecto de origen vasco Domingo de Urteaga. Ante la necesidad de frenar los ataques de los piratas berberiscos, el edificio sirvió para defender Jávea de los ataques que venían del mar durante todo el siglo XVI. Por su función defensiva se añadió a su nombre la coletilla de "Iglesia Fortaleza".
Recuperación de las almenas por el ponente, Salvador Vila
La iglesia de San Bartolomé de Jávea recuperó hace un año, gracias a las obras de restauración acometidas, las tribunas situadas sobre las capillas laterales, donde se refugiaba la población cuando era atacada por corsarios berberiscos, así como algunas almenas que coronaron el templo a partir del XVI, ya que también sirvió como fortaleza, y que fueron eliminadas en el siglo XVII.
La primera fase de las obras en el templo gótico, que comenzaron el pasado mes de febrero de 2020 y finalizaron el pasado mes de diciembre, consistieron en la reparación de grietas, eliminación de humedades y restauración del campanario, añadido en el siglo XVII, explicó Salvador Vila, arquitecto director del proyecto de restauración.
San Bartolomé de Jávea y Santa Catalina de Teulada
Las iglesias de San Bartolomé de Jávea y Santa Catalina de Teulada son los mejores ejemplos valencianos de iglesias-fortaleza defensivas. En ambos casos se repite el esquema de una única nave con capillas laterales entre los contrafuertes, testeros rectos y volumen cúbico al exterior. A diferencia de los ejemplos aragoneses, están construidas con piedras sillares y la función de las tribunas laterales es asumida por una cubierta transitable desde la que se domina todo el entorno.
Su función defensiva se remite en estos casos a la protección de la población de los ataques de los corsarios y piratas berberiscos. Servían como resguardo temporal de la población y elemento del sistema defensivo costero junto a las murallas y torres edificadas a lo largo de la costa levantina.