La conferencia nos proporciona un detallado recorrido por la historia y características de las ciudades romanas, específicamente enfocado en Tarraco (actual Tarragona). Cristina Aldana Nacher comenzó destacando que el concepto de ciudad no es exclusivo de Roma, ya que civilizaciones anteriores como los sumerios, egipcios y babilonios también desarrollaron ciudades. Sin embargo, Roma llevó este concepto a su máxima expresión durante el Imperio Romano, especialmente en las provincias, donde las ciudades como Tarraco se convirtieron en reflejos de la grandeza arquitectónica y cultural de Roma.
Tarraco fue una de las ciudades más antiguas y prominentes de Hispania (España), y jugó un papel crucial durante la romanización de la Península Ibérica a partir del siglo III a.C., siendo uno de los centros principales de la provincia de Hispania Citerior Tarraconensis. Su ubicación estratégica junto al mar Mediterráneo y su diseño urbanístico aterrazado, dividido en terrazas que diferenciaban claramente las zonas oficial y residencial, destacan como características únicas.
La muralla de Tarraco es uno de los monumentos más significativos y mejor conservados de la ciudad. Construida inicialmente por motivos defensivos en el siglo II a.C., se expandió y fortaleció con el tiempo, alcanzando una altura de 12 metros y una anchura de 6 metros en su apogeo. La muralla está construida con piedra caliza y presenta dos partes distintas: la inferior, con un aparejo ciclópeo, y la superior, con sillares regulares almohadillados.
Entre los monumentos más destacados de Tarraco se encuentran el teatro romano y el circo. El teatro, construido en la época de Augusto, aprovechó un desnivel natural para su construcción y no solo fue utilizado para representaciones teatrales, sino también para ceremonias religiosas y políticas. Por otro lado, el circo, ubicado en la tercera terraza de la ciudad, fue uno de los más lujosos de Hispania y se utilizaba para carreras de cuadrigas y otros eventos públicos.
La Vía Augusta, una importante calzada romana que cruzaba toda Hispania, también atravesaba Tarraco, separando la parte oficial de la ciudad de la zona residencial. Esta vía refleja la importancia estratégica y comercial de Tarraco dentro del imperio romano, conectándola con otras importantes ciudades y rutas comerciales.
Además, destacó los monumentos romanos más importantes de la ciudad de Tarraco. En primer lugar, destacó la presencia del arco de medio punto del acueducto, construido con sillares de piedra caliza perfectamente ensamblados desde el año 5 a.C. hasta el presente, con una reconstrucción visible en la moldura superior y la inscripción acelera virtuosa en el ático. Elogió la impresionante estructura del acueducto, el Pont del Diable, también conocido como Acueducto de Tarragona, que se extiende a lo largo de unos 25 km sobre el río Gayá. Este acueducto presenta dos niveles de arcos para superar el desnivel, siendo su característica más destacada los pilares escalonados en el primer nivel, una decisión arquitectónica única que diferencia esta obra de otras construcciones contemporáneas. Además, mencionó la reconstrucción del canal Specus, que transportaba agua hacia la ciudad.
En definitiva, enfatizó la importancia histórica y la belleza arquitectónica de estos monumentos romanos en Tarragona, resaltando cómo estos han sido preservados y reconstruidos para permitir a los visitantes apreciar su esplendor original. Se ha usado piedra caliza anaranjada de Medol que se usó en la construcción y destacó la protección de estos sitios como parte del patrimonio cultural, mientras invitó a los visitantes a disfrutar de una experiencia única al recorrer estos antiguos vestigios de la civilización romana en la región.