Básicamente, el arte de siglo XVIII es el resultado de las ideas de La Ilustración, la cual afectaría todos los órdenes de la vida y, además, de la ruptura que se daría con el arte cortesano. El arte se hace más accesible y con menos pretensiones, ya no se expresa grandeza ni poder, se expresa la belleza de la vida.
En el siglo XVIII la evolución del barroco lleva al rococó: la decoración se hace más densa y su estilo más movido. A finales del siglo XVIII se va a desarrollar el Neoclásico como reacción contra el Barroco y el Rococó. Se caracteriza como su nombre indica por su inspiración en las formas del arte clásico grecorromano. La revolución francesa de 1789 termina con el Antiguo Régimen y el poder de la aristocracia. La burguesía que ya tenía en sus manos el poder económico suma así el poder político. Se convierte en la nueva clase dominante y el arte, se adaptará a sus gustos.
Abarca desde mediados del siglo XVIII hasta bien entrado el siglo XIX y supone un gran cambio artístico respecto al Rococó. El Neoclásico se inspirará en el mundo grecolatino, sobre todo en Grecia. La Ilustración, movimiento intelectual burgués, basa sus ideas en la defensa de la razón. Los ilustrados defienden un arte más racional y técnico en pintura. Se produce una identificación entre el Neoclasicismo y las ideas de la burguesía.
En pintura no se disponen de modelos como en la arquitectura o escultura, pero también se inspira en una estética grecolatina para satisfacer a la nueva sociedad revolucionaria. La Antigüedad clásica se convierte en el tema ideal para transmitir los principios revolucionarios.
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