La primera conferencia de esta segunda parte del ciclo, está dedicada a la Orden de Santiago, una de las órdenes españolas más representativas, y cuyo nombre más completo que en alguna ocasión se le ha dado, es el de Orden de Santiago de la Espada, aunque ha pasado a la historia tan sólo como la Orden de Santiago.
Se remontó varios siglos atrás y diré que algunos historiadores apuntan que la Orden de Santiago fue creada por el rey Ramiro I de Asturias (790-850), a raíz de la victoria en la Batalla de Clavijo, fechada el 23 de mayo de 844, y que, supuestamente, tuvo lugar en La Rioja, cerca de Clavijo en un lugar que posteriormente se llamó Campo de las Matanzas, en recuerdo de esta batalla.
En la obra, Noticias de las Ordenes de Caballería de España, Cruces y Medallas de Distinción. Impresa en Madrid en 1815 por la Imprenta de Collado, podemos leer sobre la Orden de Santiago:
"Orden Militar de Santiago de la Espada. Ignórase el año cierto en que fue instituida esta Orden, aunque su mucha antigüedad, y que en el año 1030 estaba ya fundada y tenía maestre, encomienda y comendador, según aparece en un privilegio original del rey Fernando I (¿?-1065), concedido a las monjas del monasterio de Sancti Spiritus de Salamanca. Algunos creen que trae su origen desde los años de 848, en la donación que el rey Ramiro I hizo a la iglesia de Santiago, en memoria de la victoria alcanzada contra los moros en la célebre batalla de Clavijo."
Mas, a día de hoy la mayoría de historiadores coinciden en que, esta batalla nunca se libró, habiendo sido inventada por el imaginario popular. Atribuyéndose la creación de la Orden de Santiago tras dicha batalla, a la devoción profesada hacia el apóstol Santiago, al que la leyenda atribuye una crucial intervención en dicha batalla. Mostrándolo como Santiago, «el Matamoros».
Años después, en agosto de 997, el caudillo Abu ʿAmir Muhammad ben Abi ʿAmir al-Maʿafirí (939-1002), más conocido como Almanzor, ayudado por algunos traidores gallegos, arrasó Compostela, siendo tan sólo respetada la tumba del apóstol Santiago. Como apunte, entre la historia y la leyenda, decir que, el caudillo musulmán hizo que las campanas de la basílica fuesen llevadas por prisioneros cristianos hasta Córdoba, donde fueron instaladas en su nueva mezquita.
Tras el citado saqueo, los monjes agustinos que vivían en el convento de San Loyo o San Eloy de Loyo, cerca de Compostela, (fundado a imagen de la Orden de Calatrava), fueron los primeros que decidieron velar los caminos que llevaban a los peregrinos hasta la tumba de Santiago, provenientes mayoritariamente del sur de la península, para que estos estuvieran libres de cualquier tipo de amenaza.
Este valiente acto de los monjes agustinos, hizo que el rey Fernando II de León (1137-1188), y el obispo de Salamanca, Pedro Suárez de Deza (¿? -1206), el 1 de agosto de 1170, encargaran a un grupo de trece caballeros, que fueron conocidos como los Fratres o Caballeros de Cáceres, la defensa de la misma. Comentar que Cáceres por su estratégica situación geográfica de paso entre el sur y el norte de la península en la parte oeste de la misma, fue una de las ciudades más disputadas durante la Reconquista.
Podríamos decir que fue el germen de la Orden de Santiago, aunque en ese momento, el 1 de agosto de 1170 lo que creó el rey Fernando II de León fue la Orden de los Fraters de Cáceres.
En la fundación de la Orden participaron Cerebruno (¿?-1180) y Pedro Gundesteiz (¿?-1206), arzobispos de Toledo y Santiago de Compostela respectivamente. Juan, Fernando y Esteban, obispos de León, Astorga y Zamora, también respectivamente. Y el delegado papal, el cardenal Jacinto Orsini (1106-1198).
Desde Compostela hasta los Pirineos, se fundaron un gran número de hospitales para atender a los peregrinos, y para que estos tuvieran una defensa más eficaz, los Fraters, o Caballeros de Cáceres, se unieron a los monjes agustinos. Con esto se obligaron por voto solemne a defender esos caminos. Fue en ese momento de unión del ámbito religioso y militar, cuando los Freires de Cáceres cambiaron su nombre al de Freires de Santiago, siendo este un segundo paso para la creación de la Orden de Santiago.
Con respecto al extremo de que la Orden de Santiago se creó, entre otros deberes, para la defensa de los peregrinos que iban a Santiago, hay historiadores que no están de acuerdo, pues no hay constancia en ningún escrito ni tampoco en las memorias de la Orden, que lo exprese explícitamente. Además, las crónicas del Comendador de Villahermosa Pedro de Orozco de 1486, y de fray Francisco de Rades y Aranda de 1572, no mencionan en ningún momento la tarea de defender a los peregrinos, ni más concretamente, los que iban a la tumba de Santiago.
Ahondando en este extremo, cabe comentar que el origen de la Orden en Cáceres, así como la ausencia de casas de la misma a más de 200 Km del Camino Francés a Santiago, indica con bastante claridad, que velar por los peregrinos que iban a Santiago, no era uno de sus principales cometidos. Pero, por el contrario, el origen de la Orden en Cáceres, donde tuvo su primera sede, sí que nos confirma su carácter defensivo con el cual contener la expansión de los moros en la península.
Además, muchos años antes de 1170, Galicia y León ya se habían liberado de la dominación musulmana, y los musulmanes que quedaban, eran principalmente moriscos, es decir, moros bautizados y convertidos al cristianismo.
La Orden de los Fratres de Cáceres sobre enero o febrero de 1171, se convirtió finalmente, en la Orden de Santiago, gracias al obispo de Santiago de Compostela, Pedro Godoy, y a que Pedro Fernández de Castro Potestad (¿?-1184), también llamado Pedro Fernández de Fuentencalada, caballero que lideraba a Los Trece, y toda su milicia, se declararon caballeros del apóstol Santiago.
Ya que la Orden lleva en su nombre el nombre de Santiago Apóstol, procede comentar brevemente sobre el mismo. Santiago de Zebedeo o Jacobo de Zebedeo (5 a. C.-44), llamado «el Mayor», o «el Matamoros», nace en Betsaida, Galilea, y fue discípulo de Jesús (c 4 s. C.-30-33). Algunos años después de abandonar Jerusalén, vuelve a ella, siendo el primer apóstol que derramó su sangre a causa del rey judío Herodes Agripa I, llamado «el Grande» (11 a. C.-44). Posteriormente, a principios del siglo IX, los discípulos de Santiago, trasladaron sus restos a España y lo enterraron en Iria Flavia, la actual Galicia. Y durante el reinado del rey Alfonso II de Asturias (759-842), llamado «el Casto», siendo Teodomiro obispo de Iria Flavia, se inició la peregrinación a su sepulcro. Ya en el siglo XII las reliquias del Apóstol fueron trasladadas a Compostela.
Continuando con la Orden de Santiago, apuntamos algunos de los nombres de los primeros trece caballeros: Pedro Arias; Conde Rodrigo Álvarez de Sarriá; Rodrigo Suárez; Pedro Muñiz; Fernando Odoarez, señor de la Varra y Arias Fumaz, señor de Lentazo.
La bula de confirmación de la Orden dice que estos caballeros, eran arrepentidos de la vida licenciosa que hasta entonces habían llevado.
Un año después, en 1172, la Orden de Santiago ya se había extendido a los reinos de Castilla, Portugal, Aragón, Francia, Inglaterra, Lombardía y Antioquía, aunque fue en los reinos de León y Castilla donde tuvo su mayor poder.
En 1184 los caballeros santiaguistas, ayudaron al rey Fernando II de León a recuperar Cáceres, pero en 1196 volvió a manos musulmanas.
Cáceres se convierte en una obsesión para el rey, por ser un enclave fronterizo fundamental para salvaguardar su reino. Y para la Orden de Santiago por ser la ciudad donde se fundó. Así, para recuperar Cáceres de manos musulmanas, en 1213, en 1218, en 1222 y en 1223 hubo intentos infructuosos de reconquistarla. Mas, hubieron de esperar hasta el 22 de abril de 1229, víspera de San Jorge, para reconquistar Cáceres de manos musulmanas.
Los Trece caballeros de la Orden de los Fraters, perduraron en la Orden de Santiago con el nombre de Trecenazgo, y debían asistir a los capítulos con capas negras y bonetes, como lo hacían los priores, y en ellos recaía la elección del maestre, además de ayudarlo con su consejo.
La autoridad del Trecenazgo, sobre la Orden ha variado según las épocas, así, en 1246 le fue enormemente restringida por el papa Inocencio IV (1195-1254) a petición del 17 maestre de la Orden, Pelayo Pérez Correa (1205-1275), para ser de nuevo restablecida su autoridad por el papa Alejandro IV (1199-1261). Mas, la autoridad que siempre tuvieron, fue la facultad de destituir al maestre. Cabe comentar que la dignidad de Trece cayó en desuso por mucho tiempo, hasta que el 8 de junio de 1906 se volvió a restablecer gracias a una bula del papa Pío X (1835-1914).
Como apunte histórico comentar que, Los Trece, constituyeron las primeras dignidades de la Orden después de los priores de Uclés y de San Marcos de León, pero lo cierto es que hasta 1212, 42 años después de la creación de la Orden de los Fraters de Cáceres, nunca se menciona documentalmente a Los Trece.
Los caballeros santiaguistas tuvieron posesiones en los reinos de León, Castilla, Aragón y Portugal; pero el rey Fernando II de León y el rey Alfonso VIII de Castilla (1155-1214), querían que la sede de la Orden estuviera en sus respectivos reinos: en San Marcos de León y Uclés respectivamente, pues Cáceres, donde se creó la Orden, se encontraba en el reino de León. Y en el reino de Castilla fue donde se refugió la Orden tras la pérdida de Cáceres.
De ahí surgió un largo conflicto que hizo que la Orden, por muchos años, tuviera dos sedes, una en San Marcos y otra en Uclés, hasta que, finalmente, en 1230, el rey Fernando III de Castilla (1199-1252), llamado «el Santo», unió ambas coronas, pasando desde ese momento a ser el Castillo de Uclés, en la provincia de Cuenca, la sede de la Orden, es decir, la Caput ordinis, la Cabeza de la Orden.
Así, el 9 de enero de 1174, según consta en la Escritura Real, tuvo lugar en Arévalo el acto solemne por el cual Alfonso VIII entregó el castillo y la villa de Uclés, con todas sus tierras, viñas, prados, pastizales, arroyos, molinos, portazgos, etcétera, al maestre de la Orden, Pedro Fernández de Fuentencalada.
Ya con el nombre definitivo de Orden de Santiago, durante el reinado del rey Alfonso VIII de Castilla fue aprobada la Orden por medio de una bula dada en Ferentino, cerca de Roma, por el papa Alejandro III (1100-5-1181), el 5 en julio de 1175. Desde este momento ya se conoció por siempre como Orden de Santiago y a sus caballeros, santiaguistas, aunque en algún escrito remoto, aparece la denominación de Caballeros de Uclés.
En uno de los párrafos de dicha bula se dice textualmente:
"...y para remedio de la flaqueza humana, se permite el matrimonio a los que no pudieran ser continentes; guardando a la mujer la fe no corrompida y la mujer al marido, porque no se quebrante la continencia del tálamo conyugal, según la institución de Dios y la permisión del Apóstol San Pablo."
También en la mencionada bula, dejó a la Orden exenta de la jurisdicción a los frailes comunes, ratificando posteriormente este extremo, los papas Lucio III (1100-1185), Urbano III (1120-1187), e Inocencio III (1161-1216), mediante diversas bulas que fueron conformando el devenir de los caballeros y los religiosos.
La Orden de Santiago fue la primera en la península que permitía que sus caballeros se casaran, además, a diferencia de las órdenes de Calatrava y Alcántara que seguían la severa Regla benedictina, siguió la Regla más suave de los agustinos. Esto hizo a la Orden de Santiago muy popular entre los caballeros guerreros.
Los caballeros santiaguistas estaban obligados a los votos de pobreza y obediencia, pero no al voto de castidad, prometiendo la misma antes del matrimonio o acabado el mismo, junto a la fidelidad conyugal mientras estuvieran casados. Comentar que la citada bula del papa Alejandro III recomendaba el celibato.
La Orden estaba compuesta por varias clases de miembros:
- Canónigos: Encargados de la administración de los sacramentos.
- Comendadoras: Ocupadas en el servicio de los peregrinos. La Orden de Santiago fundó conventos femeninos de comendadoras, apelativo utilizado para nombrar a las monjas. Las mujeres asumían la educación de las hijas de los caballeros, aunque algunas comendadoras sí estuvieron al frente de alguna encomienda.
- Caballeros religiosos: Los que vivían en comunidad.
- Caballeros casados: Los cuales vivían con sus hijos y esposas.
Los caballeros santiaguistas estuvieron presentes en todas las campañas de la Reconquista, siendo su primera acción militar sobresaliente en 1177, ayudando al rey Alfonso VIII, en la toma de Cuenca. También participaron en la guerra de Portugal en 1179. Contra los musulmanes en Cáceres en 1184. En la batalla de las Navas de Tolosa en 1212. En la toma de Jerez de la Frontera en 1233 y, en las reconquistas de Teruel, Castellón, Úbeda y Córdoba, entre otras muchas campañas.
El Capitulo General de la Orden tenía lugar el día de Todos los Santos en la Casa Mayor, que en unos casos era San Marcos de León y en otros, sobre todo a partir del siglo XII, en Uclés. El primer Capítulo General se reunió en San Marcos en 1199.
La Orden de Santiago llegó a ser muy poderosa y tener muchos bienes, en España, esos bienes eran 83 encomiendas, 2 ciudades, 178 condados y aldeas, 200 parroquias, 5 hospitales, 6 conventos y la Universidad de Salamanca. Además, también tenían posesiones en Portugal, Francia, Italia, Hungría e incluso en Palestina.
Algunos de esos cinco hospitales fueron:
- Hospital de peregrinos de Santa María de las Tiendas.
- Entre Carrión de los Condes y Sahagún, fundado en 1190.
- Hospital de Loyo: Donado en 1254 al arzobispado de Santiago por un intercambio de bienes, por los que la Orden recibió Mérida y varios hospitales en la Aquitania, como los de Toledo, Talavera, Teruel y Cuenca.
- Hospital de San Marcos de León, fundado en 1442.
- Hospital de Villamartín, que atendía a pobres y leprosos.
También comentar que, Abrantes fue la primera encomienda de la Orden de Santiago en Portugal, datada en 1172 durante el reinado del rey Alfonso I (1109-1175), más conocido como Alfonso Enriquez, pero el rey Dionisio I de Portugal (1261-1325), llamado «el Labrador», gracias a una bula del papa Nicolás IV (1227-1292) la separó de la Orden de Santiago, separación que fue efectiva en 1290.
El maestre Pelayo Pérez Correa, fue uno de los que mayor esplendor dio a la Orden. Convenció al rey Fernando III llamado "el Santo" para sitiar a Sevilla, y, cuenta una leyenda, que, durante dicho sitio, 270 caballeros santiaguistas, se internaron en la sierra, y al anochecer sin haber obtenido la victoria, se les apareció la Virgen María, a la que rogaron que detuviese el curso del sol pronunciando la deprecación: "Santa María, detén tu día". Pasados los años, en recuerdo de esto, se construyó en ese lugar, la ermita de la Virgen de Tentudía, ed decir, Detén-tu-día.
Las órdenes de Alcántara y Santiago tenían ciertas diferencias, tierras, dominios, competencias, pero en 1240, se resuelven las mismas gracias a un acuerdo tomado en Las Posadas de Albenfut. Y, a primeros de 1254, se fijan las lindes para las dos Ordenes, acordándose:
"Y otorgamos que el castillo de Argalet, que no sea poblado nunca e que fique mojón para la una e para la otra como vierte las aguas contra Ornachos e contra Reyna finque a la Orden de Santiago; é de parte e Benquerencia á Magacela que finque a la Orden de Alcántara".
Tras la muerte del 25 maestre de la Orden, Vasco Rodríguez de Coronado (1278-1338) en 1338, el consejo de los Trece, eligió como maestre al sobrino de éste, Vasco López, pero no contaba con el favor del rey Alfonso XI de Castilla (1311-1350), llamado «el Justiciero», así pues, fue acusado de traición y de haber acuñado moneda falsa, y el rey nombró maestre a su hijo bastardo, el infante Fadrique Alfonso de Castilla (1334-1358), hijo de Leonor Núñez de Guzmán (1310-1351) anulando la elección de Los Trece.
Vasco López ese mismo año 1338, huyó a Portugal llevándose ganado y alhajas que pertenecían a la Orden.
La injerencia del rey en la norma sucesoria de la Orden provocó disputas en la misma, y, además, duros comentarios del papa Benedicto XII (1280-1342), hasta tal punto, que se convirtió en enemigo del rey Alfonso XI de Castilla.
Fadrique Alfonso de Castilla, en Sevilla, en 1358, fue acusado de traición por su hermanastro el rey Pedro I de Castilla (1334-1369) llamado «el Cruel» por sus detractores y «el Justo» o «el Justiciero» por sus partidarios, el cual, mandó matar a su hermanastro, muriendo este ensartado por las flechas de sus ballesteros. Tras esto, tuvo la Orden siete maestres que pasaron por su maestrazgo sin pena ni gloria.
Todo esto cambió al llegar el 37 maestre de la Orden Lorenzo Suárez de Figueroa (1345-1409), el cual en un largo maestrazgo de 22 años, fundó el convento de Santiago de Sevilla, y le dio a la Orden una nueva época de esplendor.
En 1275 la Orden tenía seis conventos de monjas, denominadas comendadoras. Según la regla de la Orden, las mujeres e hijas de los caballeros y comendadores, mientras estos se hallaban en la guerra contra los moros y si estos morían, podían vivir por cierto tiempo en los conventos de monjas. Pero como las mujeres sólo profesaban castidad conyugal, y no perpetua, una vez viudas, podían salirse del convento y volverse a casar. Pero a partir de 1600 se les prohibió a los conventos admitir mujeres seglares.
Estos conventos fueron:
- San Salvador de Destriana en León, fundado en 1181.
- Santa Eufemia de Cozuelos en Olmos de Ojeda (Palencia), fundado en 1186.
- Santos-o-Velho en Lisboa, fundado en 1194.
- San Vicente de Junqueras en Barcelona, fundado en 1212.
- Sancti Spiritus en Salamanca, concedido a la Orden en 1233.
- San Pedro de la Piedra en Lérida, fundado en 1260.
- Ya con el maestrazgo de la Orden por la Corona Española, tenemos los conventos de Membrilla, en Ciudad Real, y las Comendadoras de Madrid en 1650.
Llegamos a 1453, año en que el rey Enrique IV de Castilla (1425-1474) se hizo cargo del maestrazgo de la Orden hasta que el infante Alfonso de Castilla (1453-1468), alcanzara la mayoría de edad, nombrando a Beltrán de la Cueva (1443-1492) maestre provisional entre 1462 y 1463, año este en que rey Alfonso de Castilla llamado «el Inocente», alcanzó la mayoría de edad, y fue nombrado el 43 maestre de la Orden.
En 1474, Juan Fernández Pacheco y Téllez Girón, 44 Maestre de la Orden y I marqués de Villena (1419-1474), tras siete años de maestrazgo, cesó voluntariamente en el cargo en favor de su hijo Diego, pero esto provocó un cisma en la Orden, ya que incumplía la norma de elección de nuevo maestre. A su vez, Rodrigo Manrique (1406-1476) y Alonso de Cárdenas (c. 1423-1493) luchaban por el maestrazgo. Finalmente fue nombrado Alonso de Cárdenas 45 maestre en San Marcos, en León, y Rodrigo Manrique 46 maestre en Uclés, en Castilla.
Estas luchas por ser maestre desprestigiaban a la Orden. Así pues, al morir el maestre Rodrigo Manrique en 1476, los Reyes Católicos, el rey Fernando II de Aragón (1452-1516), y la reina Isabel I de Castilla (1451-1504), decidieron solicitar al papa Alejandro VI (1413-1503) que les concediese el maestrazgo de la Orden, y este se lo concedió mediante una bula ese mismo año.
Así, pusieron término a las disputas y a los dobles maestrazgos, quedándose los reyes con el maestrazgo de la Orden durante un tiempo que creyeron prudencial, pasado el mismo, nombraron como 48 maestre de la Orden, de nuevo a Alonso de Cárdenas.
Al finalizar la Reconquista, la Orden tenía un impresionante poder, tanto territorial, pues se podía ir desde Uclés a Portugal caminando por los dominios de la Orden, como económico, pues el maestre de la Orden llegó a obtener una renta anual de 64.000 florines de oro, una cantidad muy importante para la época.
Al morir el rey Fernando II de Aragón, le sucedió el rey Carlos I (1500-1558), llamado «el César», y durante su reinado, en 1523, el papa Adriano VI (1459-1523) unió para siempre a la Corona de España los maestrazgos de las órdenes de Santiago, Calatrava y Alcántara. La Orden de Montesa se mantuvo independiente hasta el 8 de diciembre de 1587, año en que su último Gran Maestre, Pedro Luis Garcerán de Borja y Castro-Pinós, (1528-1592), más conocido simplemente como Garcerán de Borja, negoció con el Rey Felipe II de España (1527-1598), llamado «el Prudente», para incorporar también esta Orden a la Corona de España, cosa que sucedió, gracias a una bula del papa Sixto V (1521-1590).
En sus inicios ingresar en la Orden no era difícil, siempre que se acataran los votos y la Regla, pero a partir de mediados del siglo XIII cada vez se hizo más complejo, debiendo los candidatos a ingresar en la Orden, demostrar en sus cuatro primeros apellidos ser hidalgo, o hijodalgo de sangre a fuero de España y no hidalgo de privilegio, extremo que también debían probar su padre, madre, abuelos y abuelas. Además, también debía probar que ni él ni sus padres ni sus abuelos habían ejercido oficios manuales ni industriales.
También es preceptivo anotar, que tampoco podían ingresar en la Orden, las personas que tuvieran mezcla de musulmán, judío, converso, pagano, hereje, o quien hubiera sido o descendiera de penitenciado por actos contra la fe católica, o hubiera sido o sus padres o abuelos, prestamistas, procuradores, mercaderes al por menor, escribanos públicos, o hubieran tenido oficios con esfuerzo manual. Tampoco podían ingresar en la Orden quien hubiera sido infamado, faltado a las leyes del honor, ejecutado cualquier acto impropio de un perfecto caballero, o no disponer de dinero suficiente para vivir con holgura. A pesar de lo antedicho, quien lograba ser admitido debía servir tres meses en galeras y luego residir un mes en un monasterio de la Orden para aprender la Regla.
Todos estos requisitos, hicieron que la Orden, comenzara a ser muy elitista, tanto, que atrajo el interés de personas de la alta nobleza, como Gregorio María de Silva y Mendoza (1649-1693), duque de Pastrana, o, José de Armendáriz y Perurena, (1670-1740) marqués de Castelfuerte. Y personas altamente relevantes en cada época, como el pintor Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1599-1660) más conocido como Diego Velázquez, o, el poeta Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos (1580-1645), más conocido como Francisco de Quevedo.
Posteriormente se eliminaron cierta cantidad de estos requisitos, aunque no todos, siendo aún en la actualidad una Orden muy elitista a la hora de seleccionar los candidatos al ingreso en la misma. Así pues, desde el siglo XVII hasta la actualidad, ingresar en la Orden de Santiago constituye la meta de cierto colectivo de personas de gran poder.
En 1869, los archivos de la Orden que estaban en Uclés, pasaron al Archivo Histórico Nacional de Madrid. Pocos años después, la primera República Española, que se extendió del 11 de febrero de 1873, al 29 de diciembre de 1874, el día 9 de marzo de 1873 suprimió esta y todas las órdenes por decreto de Emilio Castelar y Ripoll (1832-1899), y, aunque fue restablecida en 1875 durante la Restauración Borbónica, por el Ministro Francisco Serrano y Dominguez (1810-1885), la Orden quedó reducida tan sólo a un instituto nobiliario de carácter honorífico regido por un Consejo Superior que dependía del Ministerio de la Guerra, el cual fue extinguido tras la proclamación de la segunda República Española que estuvo en vigor desde el 14 de abril de 1931, hasta el 1 de abril de 1939.
Durante el reinado del rey Juan Carlos I (1938), las Órdenes de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa, se reinstauraron, pero como una asociación civil con carácter de organización nobiliaria, honorífica y religiosa, y como tal permanece en la actualidad.
La insignia actual de la Orden es una cruz de gules simulando una espada, flordelisada en la empuñadura y en los brazos. Los caballeros portaban la cruz en el estandarte y en la capa blanca, mas, en un principio se cree que estaba acompañada de alguna señal del santo, como la venera, la cual siempre ha sido en España la insignia del apóstol Santiago.
En los sellos antiguos de los maestres, así como los de los conventos, se ve una espada no flordelisada, y encima de la espada y bajo la guarnición una venera.
La Orden de Santiago desde sus comienzos ha tenido una clara estructura jerárquica:
- Maestre
- Priores de Uclés y San marcos. Hasta 1502 sus mandatos eran de por vida, y posteriormente fueron trienales.
- Los Trece
- Grandes Cruces de Castilla, León y Montalbán.
- Freires o caballeros casables. Bajo el mando directo del maestre.
- Caballeros estrechos. Profesaban el celibato y vivían en comunidad. Estaban bajo la dirección de los superiores eclesiásticos.
- Religiosos y religiosas
- Canónigos regulares o monjes santiaguistas. Su cometido era la celebración del culto, la asistencia espiritual y regentar las parroquias del priorato.
Años más tarde, los reyes Carlos I y Felipe II dieron a la Orden la jerarquía que ha llegado hasta nuestros días, compuesta por:
- Presidente
- Ocho ministros togados
- Un fiscal
- Un secretario
- Un contador general
- Un alguacil mayor
- Un tesorero
- Cuatro procuradores generales
- Y Cuatro fiscales
(Estos dos últimos cargos pertenecen a cada una de las cuatro órdenes militares de España).
Se puede decir que de todas las Ordenes que se establecieron en la península en la época medieval, la más rica e importante fue sin ninguna duda la Orden de Santiago, con cierto paralelismo a la Orden del Temple.
Los tres votos que hacían los caballeros al ingresar en la Orden eran:
- Obediencia a sus superiores.
- No tener nada propio sino con licencia del gran maestre.
- Castidad conyugal.
A los cuales añadió en 1655, un cuarto voto, el cual era defender la Inmaculada Concepción de María.
Además, los caballeros, cuando redactaban su testamento, estaban obligados a dejar su taza y mula, es decir, sus bienes civiles, al maestre y su caballo y armas, es decir sus bienes de guerrero, al comendador mayor.
La Orden de Santiago hasta el año 1493, que pasó a formar parte de la Corona Española, tuvo cuarenta y ocho maestres, y no todos dejaron huella. Incluso hubo uno, el 16 maestre, Rodrigo Yáñez, que dejó el maestrazgo de la Orden voluntariamente sin que, a día de hoy, se conozcan los motivos que lo motivaron a ello.
El traje de ceremonia de los santiaguistas consiste en una capa blanca con una cruz roja en forma de espada flordelisada en la empuñadura y en los brazos. En cuanto al vestuario, se conserva un documento que lo describe:
"Los caballeros no pueden vestir ni traer ropas de colores salvo prietos ni pardos e blancas nin enforros de mantas, grises o armiños, ni qamarras, ni pueden traer collares, cadenas e guarniqiones de oro e plata e otras cosas semejantes."
La Orden de Santiago posee todavía en España ciertos territorios, como el Campo de Montiel, León de la Orden de Santiago, Tentudía y el Valle de Ricote, en los que hoy ejerce solamente la jurisdicción eclesiástica, o el derecho de patronato.