En las investigaciones sobre la reliquia del Santo Cáliz de la Catedral de Valencia se afirma que la copa se encontraba en la Península Ibérica desde muchos siglos antes de su inventario en el Monasterio de San Juan de la Peña en 1399. Esta teoría se fundamenta en la tradición de un itinerario de la reliquia que partía de Jerusalén, pasaba por Roma y llegaba a Huesca en el siglo III.
En dicha narración el cáliz era traído por san Lorenzo, permaneciendo oculto por más de mil años. Sin embargo, la posibilidad de que llegara a la Corona de Aragón desde Egipto por petición de Jaime II, entre los años 1322 y 1327, resulta más plausible tanto por documentos a los que no se había prestado la suficiente atención, como por nuevas aportaciones aparecidas en los últimos años y la investigación llevada a cabo por Catalina Martín Lloris.
En 2005, con su tesis doctoral, se centró sobre todo en la documentación desde 1399 hasta 1437, dando por hecho la vía de Roma, que era la defendida por todos los historiadores anteriores. Sin embargo, a partir de 2015, que sale la hipótesis de León, el recorrido del siglo I hasta 1399 cambia, es totalmente nuevo, y surge la vía de Jerusalén.
Estas son las dos hipótesis que existen documentalmente de su llegada a la Península Ibérica:
- La vía romana: Siempre se había defendido como única hipótesis que el cáliz había llegado a la Península Ibérica por la vía romana, que se apoya en el hecho de que, en el documento de 1399, que es el que se ha considerado hasta el momento más oficial, se justificaba la presencia de la reliquia en San Juan de la Peña porque san Lorenzo lo había llevado allí por orden de Sixto II en el 258. Pero en el documento se dice que el santo envía la reliquia al monasterio de San Juan de la Peña... cuando éste todavía no se había fundado.
- La vía de Jerusalén: Esta segunda no fue tenida en cuenta hasta 2015, cuando se publicó un libro por parte de unos profesores medievalistas de la Universidad de Valladolid. Esta vía surge a partir de una documentación encontrada en El Cairo en 2015: dos pequeños pergaminos encontrados por Gustavo Turienzo. Son notas que un biógrafo escribió en el siglo XIV, pero hacen referencia a acontecimientos sucedidos en el XI. No son documentos oficiales, sino simplemente unas notas que hablan de que el Cáliz de la Última Cena estaba allí, en El Cairo, y que fue solicitado por el emir de Denia en el siglo XI para regalárselo a Fernando I de León.