Un 7 de agosto de 1420 se inició una construcción que cambió arquitectónicamente el mundo. ¿Cómo pudo Bruneslleschi, un mero orfebre, sin formación académica como arquitecto, construir una de las joyas más bellas del Renacimiento italiano y el gran símbolo de Florencia?
La cúpula de la catedral de Santa Maria del Fiore, en Florencia, terminó de construirse en 1436. Sus suaves curvas y su ingeniería innovadora son un monumento a Filippo Brunelleschi, quien diseñó su obra maestra como dos cúpulas, una dentro de la otra. Aunque no son consideradas de una excepcional maestría pictórica, las escenas de El Juicio Final pintadas por Vasari y Zuccaro en la cúpula interior figuran entre las pinturas murales más grandes del mundo.
El Prof. Dr. Adolfo Alonso Durá nos explicó cómo una cúpula de decenas de miles de toneladas, de casi 50 metros de ancho, que empezó a edificarla a 55 metros de altura, sobre los muros ya existentes puede sostenerse sin elementos de sustentación... Nadie lo sabía, excepto Brunelleschi.
Brunelleschi tuvo que adoptar varias soluciones arquitectónicas, y algunas de ellas increíbles por aquel entonces, para levantar la gran cúpula de Florencia:
- La cúpula se construyó sin armadura de madera.
- Se trabajó sobre dos cúpulas: una en el exterior y otra en el interior con el objetivo de reducir el peso. Brunelleschi montó una cúpula de 4 metros de grosor en el borde interior del tambor y otra en el exterior más fina, y entre ellas hay un espacio vacío, transitable, de unos cuatro metros.
- Comenzó usando piedra y la acabó con ladrillo.
- No se empleó cimbra por lo que no había 'nervios' por encima de la madera para crear una clave al uso. La cúpula se construyó siempre avanzando hacia arriba en sentido espiral. Finalmente se lanzaron ocho nervios (tambor octogonal) y otros dos nervios intermedios en cada lado.
- Los ladrillos se colocaron según el sistema de espina de pez.
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