Constantino el Grande fue el primer emperador cristiano pero ¿qué le llevó a abrazar la fe de Cristo en vísperas de la decisiva batalla de Puente Milvio en el año 312? Décadas después, el hispano Teodosio, también apodado el Grande, será quien, mediante el Edicto de Tesalónica (380), haga del cristianismo niceno la religión del estado en la totalidad del Imperio romano.
Gregorio Muelas Bermúdez, escritor y licenciado en historia por la Universidad de Valencia, hizo un recorrido en la conferencia por este apasionante periodo, haciendo hincapié en la política religiosa de Constantino y la de sus sucesores, incluido el resurgir pagano durante el breve reinado, del 361 al 363, de Juliano "el Apóstata". Aquella conversión al cristianismo fue el pistoletazo de salida a un Imperio romano cristiano que conformaría la sociedad occidental actual.
La conversión, iniciación y aprendizaje de Constantino en la doctrina cristiana fue progresiva, por lo que jamás pretendió erradicar la tradición. La finalidad de Constantino fue la de preservar y restaurar un imperio languidecido, de modo que necesitó tanto a cristianos como a paganos para retener el poder. A Constantino se lo identificó a través de conceptos filosóficos y teológicos paganos que podían sincretizarse con la doctrina cristiana. Generó un discurso político sustentado en la teología y el Estado.