La Vía Láctea, nuestra galaxia, hoy sabemos que es una más entre centenares de miles de millones de galaxias en un universo que está en expansión acelerada, consecuencia de una Gran Explosión (Big Bang) que se produjo hace 13.800 millones de años. La evolución del Universo depende sin embargo de la materia y de la energía oscura, elementos misteriosos, pero mayoritarios en el inventario cósmico.
Según estimaciones alrededor del 70 % del contenido energético del universo consiste en energía oscura, cuya presencia se infiere en su efecto sobre la expansión del universo. Pero sobre su naturaleza aún se conoce poco. Considerar la existencia de la energía oscura es la manera más frecuente de explicar las observaciones recientes de que el universo está en expansión acelerada desde hace unos 6145 millones de años. La causa sería que la densidad de la materia va disminuyendo conforme el universo se expande, mientras que la densidad de energía oscura permanece constante con la expansión. En el modelo estándar de la cosmología, la energía oscura aporta prácticamente casi el 69 % de la masa-energía total del universo.
La materia y la energía oscuras están aquí para quedarse. Efectivamente la composición energética del universo tiene su contribución principal en la energía oscura, con unos dos tercios, y que el tercio restante consiste en materia, tanto oscura como ordinaria. El universo sigue expandiéndose aceleradamente, sobre todo durante los últimos miles de millones de años.