Raúl Ferrero abordó la historia y el impacto de la Inquisición Española en Valencia y otras regiones, comenzando con la persecución de los moriscos y judíos. Valencia, un crisol de culturas desde el siglo III, experimentó una intensificación de la persecución bajo la Inquisición tras la subida de los Reyes Católicos. Aunque la Inquisición se presenta como una creación española, su origen se remonta a prácticas medievales europeas, con persecuciones como las de los valdenses y albigenses. En Valencia, el tribunal inquisitorial entre 1478 y 1530 fue uno de los más sanguinarios, procesando miles de personas y ejecutando a una parte significativa de ellas.

El ponente destacó que la Inquisición no solo perseguía a los herejes, sino que también tenía un componente económico significativo. Los bienes de los condenados eran confiscados, afectando a toda la familia del reo y generando una fuente de ingresos para la monarquía. La Inquisición se instauró en España por presión de los Reyes Católicos y del Papa, con la finalidad de unificar religiosamente el país y consolidar el poder monárquico. Las reformas y medidas tomadas por la Inquisición incluyeron la eliminación de los edictos de gracia, que permitían la reconciliación, y una rígida persecución sin piedad para quienes eran acusados de herejía.

También mencionó figuras clave como Tomás de Torquemada y la lucha por la implantación efectiva de la Inquisición en Valencia. A pesar de la resistencia inicial del papado y los conflictos con los fueros locales, la Inquisición se consolidó bajo la autoridad de la monarquía. La figura del inquisidor, quien tenía amplios poderes y podía actuar de manera itinerante, jugó un papel crucial en la administración de justicia inquisitorial, influenciando profundamente la vida en Valencia y en otras regiones.

Asimismo, se abordó el funcionamiento y las figuras del Tribunal de la Inquisición en Valencia, destacando el papel de los jurados y los notarios, quienes decidían sobre las herejías y mantenían un índice de libros prohibidos. Los notarios se dividían en diferentes tipos, como los de secuestro, que registraban propiedades embargadas, y los de secreto, que anotaban las confesiones de los acusados. Además, se mencionan los familiares, que eran laicos que, aunque no pertenecían al Santo Oficio, tenían el privilegio de acusar a otros de herejía. Esta figura se convirtió en un problema debido al gran número de familiares, por lo que en 1568 se limitó su cantidad.

Ferrero también describió la brutalidad de la Inquisición y sus métodos de tortura, incluyendo la persecución de judaizantes y moriscos. Los judaizantes, a pesar de haberse convertido al cristianismo, eran perseguidos por mantener prácticas judías en secreto. La Inquisición condenó a muchos a la hoguera por herejías reales o supuestas. Por otro lado, la persecución de moriscos, que incluyó la expulsión masiva en 1609, se debió a su resistencia a la conversión forzada y su cultura distinta, que incluía prácticas y tradiciones que la Inquisición consideraba heréticas.

Finalmente, se exploraron las acusaciones de sodomía y bigamia, que fueron severamente castigadas por la Inquisición, y la superstición y hechicería, que también fueron perseguidas. Las mujeres, en su mayoría curanderas y adivinas, eran las más acusadas de hechicería. La narrativa destaca que los métodos de tortura y la represión de la Inquisición, incluyendo la ejecución pública y la presión social para aceptar la doctrina oficial, fueron brutales. Y cerró la conferencia mencionando a Cayetano Ripo, el último condenado por la Inquisición en 1826, subrayando la crueldad y la falta de justicia en estos procesos.

Galería de Imágenes:

Podcast de la conferencia: