Entre el 235, año del asesinato de Alejandro Severo, último emperador de la dinastía Severa, y el 285, año de la victoria de Diocleciano sobre Carino en la batalla del Margus, reinaron 26 emperadores, muchos otros aspiraron al trono y solamente uno de ellos no murió de forma violenta.
Este convulso periodo de 50 años es conocido en la historiografía como "Anarquía militar" y se inserta en la denominada Crisis del siglo III, con la que se inicia la decadencia del Imperio Romano. En esta conferencia se abordan estos 50 años de cruentas luchas internas que llevaron al Imperio al borde del colapso.
Las principales causas de la crisis Imperial que se produjo durante el siglo III fueron la debilidad de los diferentes emperadores, el desgobierno, la dificultad en la recaudación de impuestos y la presión de los pueblos bárbaros sobre las fronteras.
Fue una larga etapa de inestabilidad política que se plasmó en una gran cantidad de reinados breves, algunos de apenas días, que se sucedieron atropelladamente unos a otros a medida que determinados personajes, en su mayoría generales, trataban de usurpar el poder (la llamada anarquía militar). Además, las fronteras del Imperio echaban humo, con rivales cada vez más agresivos (los godos o los persas sasánidas). La legión romana en el siglo III d. C. tuvo que encarar todas estas amenazas y, contra todo pronóstico, salió finalmente vencedora. Roma sobrevivió, en efecto, pero al precio de convertirse en algo muy distinto a lo que había sido antaño.