La sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en Valencia acogió, este jueves 18 de enero, la tercera sesión de Filópolis III. Seminario permanente de Filosofía Política, dirigido por el doctor en Filosofía Antonio Lastra, profesor en la Enseñanza Secundaria e investigador del Instituto Franklin de Investigación en Pensamiento Norteamericano de la Universidad de Alcalá.
En esta tercera jornada, tras las celebradas el 9 y el 23 de noviembre, Fernando Vidagany, doctorando en la Universidad de Valencia, presentó al fundador del Trascendentalismo americano, Ralph Waldo Emerson (1803-1882), y se centró en su obra La conducta de la vida. En su opinión, se trata de un autor que llegó para “remover todas las cosas”. Y es que, aunque la gente busque estabilidad, según Emerson “la única forma de tener esperanza es desestabilizarse”. Por eso, “solo desde la contradicción podemos avanzar”.
A continuación, se abrió un turno de debate en el que se ha reivindicado la influencia del fundador del Trascendentalismo en Nietzsche, a la vez que se ha cuestionado el carácter liberal de Emerson. El autor estadounidense defendió una constitución que “no tratara sobre temas importantes del ser humano”, respetando así los espacios de libertad de cada ciudadano. Frente a la crítica habitual, que asocia la propuesta de Emerson con el nihilismo, se replicó que sólo aquellos que quieran que la política se haga cargo de todo en sociedades abiertas se tornarán nihilistas, porque renunciarán a su libertad y la cederán al estado, quedando su posibilidad de actuar libremente en “nada”. También se pusieron sobre la mesa las diferentes formas de aproximarse a la política en Europa y en Estados Unidos, y el papel que ha de cumplir el Estado en función de las diversas propuestas políticas.
Todos estos aspectos se continuarán debatiendo este próximo 1 de febrero en el Ateneo Mercantil de Valencia, con la segunda sesión sobre Emerson. De igual modo, el 15 de febrero y el 1 de marzo se analizará la ética de Ludwig Wittgenstein (1889-1951) de la mano de Adolfo Llopis Ibáñez, licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia.