Luego, se centró en cómo diferentes culturas americanas han desarrollado sus propios sistemas numéricos. En Mesoamérica, por ejemplo, las culturas mayas, zapotecas, mixtecas y otras usaron un sistema basado en puntos y rayas para contar hasta 19 y luego utilizaron solo puntos en épocas posteriores. Los mayas, en particular, crearon una compleja estructura de tiempo utilizando varios calendarios, como el calendario "zkin" para rituales y el calendario "Hub" agrícola, combinando ciclos para medir el tiempo con precisión.

Además, destacó el uso de los números por parte de los mayas para contar el tiempo en grandes periodos y cómo su sistema numérico incluía el concepto del cero, una innovación importante. También se menciona que la representación de los números puede ser compleja, con símbolos que a menudo eran variantes de figuras como dioses. A pesar de los desafíos en la interpretación de estas representaciones, se valora el impacto de los números en la organización y la cultura de las sociedades antiguas.

Los mayas utilizaban vasos tipo códice para representar y leer fechas y números mediante símbolos complejos, reflejando una sofisticada comprensión del tiempo y la numeración. Además, los mayas empleaban un sistema de cuenta larga que registraba eventos históricos en estelas, mostrando un dominio avanzado de la representación gráfica del tiempo.

Por otro lado, examinó a los mexicas que, a diferencia de los mayas, emplearon un sistema numérico más simplificado basado en combinaciones de símbolos que representaban unidades, veinte, y otras cantidades. Su sistema estaba orientado tanto a registrar tributos como a contar objetos, como se observa en los códices que documentaban tributos de cacao y mantas. A diferencia de los mayas, los mexicas integraron estos números en sus códices históricos y tributarios para detallar sus tributos y conquistas.

En América del Sur, las civilizaciones incas desarrollaron un sistema de contabilidad mediante los kipus, cuerdas anudadas que codificaban información numérica y posiblemente textual. Este sistema decimal posicional se utilizaba junto con un abaco de cálculo llamado yupana. La interpretación de los kipus y la yupana ha sido objeto de estudio y debate, con teorías modernas proponiendo diversos métodos para comprender estos antiguos sistemas numéricos.

Luego exploró el sistemas de numeración de los chinos, quienes usaron huesos y caparazones de tortuga para escribir sus primeros números hace miles de años. Este sistema numerativo arcaico, basado en una numeración multiplicativa, evolucionó con el tiempo, dando lugar a sistemas más complejos como el kaisu y el sistema de palillos, el cual eliminó los multiplicadores. Los números chinos también influenciaron a la numeración japonesa, aunque con algunas diferencias notables en la forma en que se agrupan los números.

En la India, Montes describió el desarrollo de la numeración a partir del siglo III a.C. con los edictos de Asoka, y cómo esta evolucionó hasta llegar a los números brami y nagari. Los números brami eran aditivos y se sumaban de forma simple, mientras que los números nagari, del siglo X, ya eran posicionales y contenían el concepto de cero, fundamental para el sistema numérico actual. Y menciona también la influencia del matemático Brahmagupta en la formalización del concepto del cero y la utilización de números en operaciones matemáticas avanzadas.

Finalmente, abordó la introducción de los números arábicos en Europa, destacando el papel crucial de Leonardo de Pisa (Fibonacci) en la difusión de estos números mediante su obra "Liber Abaci". José Vicente Montes también menciona curiosidades históricas, como los sistemas numéricos inventados por los cistercienses y el impacto de la imprenta en la estandarización de los números. Hoy en día, además de los números tradicionales, los códigos de barras y el sistema binario son fundamentales para la tecnología moderna y la inteligencia artificial.

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