Los primeros pobladores de nuestro país llegaron gracias a esas migraciones del Hombre de Neandertal, el de Cro-Magnon y el Homo Antecessor, previas a la aparición del Homo Sapiens. Hay dos estilos artísticos definidos en la península, el de la cornisa cantábrica, las pinturas rupestres adscritas al arte franco-cantábrico, con el señorial bisonte de Altamira como ejemplo. Y otro de la cuenca del Mediterráneo, con pinturas más estilizadas y esquemáticas, el arte levantino.

Las primeras actividades artísticas humanas se realizan en la roca. Dibujos, bocetos o símbolos que plasmaron en cuevas, barrancos o farallones. Estas representaciones no fueron ideadas para crear algo artístico, si no como una idea mística. Se dibujaban las siluetas de aquellos animales en un intento de vincular el alma de aquellas bestias con la caza de la tribu.

En el norte peninsular, en la cornisa cantábrica, encontramos la Cueva de Altamira, descubiertas por Marcelino Sanz de Sautuola en 1879, en la localidad de Santillana del Mar. La gran sala principal de Altamiraes considerada la "capilla Sixtina" del arte rupestre internacional. En su techo hay centenares de animales y símbolos: bisontes, caballos, jabalíes, toros... Las imágenes eran grabadas, silueteadas, pintadas, raspadas y tenían el sombreado de carbón. Además, jugaban con las irregularidades y los contornos de las rocas para dar efecto de relieve y profundidad a la pintura.

Lejos de la cornisa cantábrica encontramos el arte de la zona de Levante, zona rica en representaciones y donde se conforman los mayores asentamientos humanos de la península. Se extiende por casi toda la costa mediterránea, desde Lleida hasta Almería, zona famosa por la representación simbólica del famoso Indalo de Vélez. A diferencia del arte cantábrico, el levantino es habitual encontrárselo al aire libre, de ahí que estén peor conservadas.

En la pintura levantina se empleaba en una tonalidad más rojiza, el negro y sobre todo el blanco. Además, no se utiliza la bicromía ni la gradación de tonalidades porque es plana y de menor rigor realista. y está más interesada en la plasmación humana que en la meramente animista. Se suelen representar acciones las bélicas, actividades relacionadas con la caza y también de la vida cotidiana.

Hay que destacar tres yacimientos importantes: El Abrigo de Cogull, en Lleida (con especial simbología de la feminidad), la Cueva de los Caballos de la Valltorta, Castellón (con grandes representaciones de cacería) y la Cueva de la Araña, en Bicorp (Valencia) donde encontramos una cacería de toros.

A finales del Neolítico y en la Edad de los Metales se emplean grandes piedras en la arquitectura, con función ritual, religiosa, mágica, funeraria… Los menhires, los dólmenes y las tumbas o sepulcros de corredor. El tholos de El Romeral en Antequera. En las Islas Baleares encontramos la cultura talayótica, también encontramos las taulas, probablemente con función religiosa, y las navetas, edificios alargados con funciones funerarias.

Asimismo también encontramos la cultura del vaso campaniforme por sus característica cerámica.

En el primer milenio a. C. los fenicios y los griegos se ven atraídos por las riquezas ibéricas, especialmente los metales. Fundarán colonias principalmente en el Levante, lo que lleva a un importante intercambio cultural y artístico. Por otro lado, la cultura tartésica florece en la segunda mitad del milenio en Andalucía gracias a la explotación metalífera (plata, oro y cobre). Entre su arte destacan los tesoros, joyas, piedras preciosas, ajuares…

Los iberos son descendientes de los habitantes neolíticos preindoeuropeos de la costa mediterránea. Se verán muy influidos culturalmente por los fenicios y los griegos. Entre su arte tenemos principalmente damas: divinidades relacionadas con la muerte.

Estudiamos las famosas Dama de Elche y Dama de Baza, las menos conocidas Dama oferente y el relieve de la aulista de Osuna, y la probablemente más característica del arte ibérico: la Bicha de Balazote, con influencia tanto griega como orientalizante.

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