Egeria fue la primera peregrina de la historia cuando a finales del siglo IV viajó a Tierra Santa, hizo un cuaderno de viaje y su manuscrito constituyó una importante fuente histórica y lingüística de la época. Interesante tertulia que cuenta cómo después de la destrucción de Jerusalén por las legiones de Adriano, la emperatriz Elena, madre de Constantino, se llevó a Israel a arquitectos imperiales para reconstruir los lugares relacionados con Jesus de Nazaret.
Así, a finales del siglo IV, Egeria, una noble romana de origen gallego recorre durante tres años toda Palestina escribiendo un diario de viaje que documenta todos los lugares que visita. Por lo que tenemos un testimonio fehaciente de cómo era en esa época. Fue entre los años 381 y 384 cuando esta mujer culta y rica realizó su viaje a Tierra Santa; su personaje es enigmático, pero su escrito deja un testimonio de primera mano que recogieron las numerosas costumbres de la época y tiene además un valor filológico pues incluye locuciones del latín popular tardío.
Lo que más impresiona del personaje es la aventura en sí: cómo una mujer en el siglo IV se va desde Gallaecia a Tierra Santa, más de 5.000 kilómetros, en su mayor parte recorridos a lomos de un burro. Pero sus escritos fueron espectaculares. El viaje de comenzó en Gallaecia, y tras recorrer el Sur de la Galia y el Norte de Italia, llegó a Constantinopla en el año 381 después de cruzar en barco el mar Adriático. De Constantinopla se trasladó a Jerusalén, visitando también Jericó, Belén, Nazaret y Cafarnaúm. Viajó a Egipto en el 382, donde visitó Alejandría, Tebas, el mar Rojo y el monte Sinaí. Posteriormente Egeria se desplazó a Antioquía, Edesa, Mesopotamia y Siria antes de volver a Constantinopla, donde se pierde su pista.