Artemisa fue la hija de Zeus y hermana melliza de Apolo, era la diosa griega de la fertilidad, la caza y la guerra. Para rendirle culto, el rey Craso de Lidia mandó erigir este templo en el siglo VI a.C., diseñado por el arquitecto Quersifonte. En la actualidad, tan sólo queda en pie una de las 127 columnas que 2.500 años atrás otorgaban un aspecto imponente al templo dedicado a la diosa. Un pastor provocó un incendio que destruiría el templo, se dice que lo hizo para labrarse un lugar en las páginas de la historia.
El Templo de Artemisa, también llamado Artemisión, es un edificio sagrado de la época helénica, construido sobre los restos de templos más antiguos. Se encuentra en Selçuk, Turquía, cerca del mar Egeo, en un territorio anteriormente dominado por el Imperio griego. Este edificio ha sido colocado en la lista de las Siete Maravillas del Mundo debido a su grandeza y decoraciones, una razón idéntica al Mausoleo de Halicarnaso, otra de las siete maravillas del mundo.
Cuando hablamos del Templo de Artemisa en Éfeso, en realidad estamos hablando de tres templos que se han sucedido, históricamente hablando. Pero los dos últimos son los que más conocemos, y eran bastante similares.
Sus formas generales eran la arquitectura helénica clásica: una gran sala rectangular, la más grande posible (la Cella) colocada en un nivel de base y coronada por un techo con dos pendientes con una ligera inclinación. Los frontones del techo son triangulares. Los edificios estaban rodeados por dos filas de columnas, algunas talladas, y ricamente decoradas. Los dos templos, sin embargo, tenían diferencias, por lo que sus descripciones son más detalladas en los párrafos a continuación.
La costa egea de la actual Turquía, en el lugar donde se hallaba la ciudad de Éfeso, fue testigo privilegiado de la presencia de una de la siete maravillas del mundo antiguo, el templo de Artemisa. Encargado por el rey Creso de Lidia en el siglo VI a.C., el templo sagrado dedicado a Artemisa, la diosa virgen, fue diseñado por el arquitecto Quersifronte. 127 columnas de 18 metros de alto rodeaban el cuerpo principal, en cuya cella interior albergaba la estatua de Artemisa, objeto de culto.
Un pastor llamado Eróstrato provocó un incendio que destruyo el templo en el siglo IV a.C. A pesar de que fue reconstruido siguiendo las líneas del anterior, terminaría siendo arrasado por los godos en el siglo III d.C. Actualmente, una única columna de aquellas 127 sigue en pie.