Grupo de Lectura 3. Fecha: 13 de Abril de 2019. Lugar: Salón Sorolla. Nº de asistentes: 15. Editorial: Cátedra Letras Hispánicas. Pág: 277
Autor: Carmen Martín Gaite (1925-2000). Nace en Salamanca y fallece en Madrid. Hija de José Martín López, notario, liberal y Maria Gaite Velloso de ascendencia gallega, donde pasa algunos veranos. A los 11 años estalla la guerra civil, siendo Salamanca la residencia inicial de Franco. Hace el bachillerato en Salamanca en el instituto femenino; tuvo como profesores a Rafael Lapesa y Rafael Fernandez, futuros miembros de la Real Academia Española que marcaron su vocación literaria.
Se licenció en Filosofía y Letras, en Románicas. Tuvo como profesores a Francisco Maldonado, Antonio Tovar, Manuel García Calvo y Alonso Zamora. Fue becada en la Universidad de Coimbra (Portugal) y en el College Internacional de Cannes, donde perfeccionó el idioma francés.
Pertenece a la generación del 50 donde fue introducida por su compañero Ignacio Aldecoa y conoce a Rafael Sánchez Ferlosio, con quien se casó en 1953. Tuvo dos hijos: un varón que murió muy joven y una hija que falleció a los 29 años víctima del sida por injectarse heroina con agujas infectadas.
Premios literarios: En 1954 obtuvo el premio Café Gijón por su novela corta "El balneario". Su consolidación como novelista llegó con el premio Nadal en 1957 por la novela "Entre visillos". En 1988 recibió el premio Principe de Asturias de las Letras y fue la primera mujer en obtener el Premio Nacional de Literatura Por su obra "El cuarto de atrás", que hoy analizamos.
La novela: "El cuarto de atrás" es resultado de una fructífera mezcla de libro de memorias, relato de misterio y ensayo sobre literatura. Carmen Martín Gaite, desde el hito histórico y cultural que marcó la muerte del general Franco, indaga en su pasado individual y colectivo gracias al diálogo con un misterioso visitante, que representa también la entrada en la novela de los lectores futuros o de quienes desde la "post-memoria" necesitan entender los efectos narcóticos y demoledores del franquismo sobre la vida cotidiana.
Comentarios del grupo: La literatura para la autora surge de la necesidad de comunicar y de la dificultad de encontrar un interlocutor válido, por eso lo inventa: el hombre de negro, personaje fantástico, que alguien interpreta como su propia autocrítica.
El contenido de la novela es la fusión del mundo onírico del cuarto de atrás, con los recuerdos costumbristas de su infancia y adolescencia, que describe con realismo expresado en un vocabulario rico y preciso, que a muchos contertulios les ha recordado vivencias y experiencias de su infancia y juventud.
Fue un comentario generalizado que la novela carece de estructura y no sigue un hilo narrativo ni un orden. Es la traslación del cuarto de atrás en el que reina la espontaneidad, el desorden dionisíaco y la creatividad. También alguien defendió que no toda novela tiene que tener: planteamiento, nudo y desenlace. El mundo dionisíaco del cuarto de atrás, que inicialmente es dionisíaco,, espontáneo y explosivo evoluciona en la novela convirtiéndose en despensa ordenada.
La vida de Carmen Martín Gaite no parece que fue fácil por la guerra civil, la posguerra, los problemas familiares, que parece necesitar refugiarse en la fantasía y en la necesidad de expresar la emoción sentida a través de relatos costumbristas descritos de un modo muy bello, con un vocabulario extenso, adecuado, con sabor a castellano con solera.
Muchos contertulios revivieron recuerdos de su propia infancia y adolescencia como p.e. el servicio social de las chicas, las modistas que marcaban tendencias en las modas, frente a las costureras que solo reparaban vestidos. Algunos opinaron que el capítulo V podría suprimirse y no les gustó. Se destacó que es una novela de prosa sencilla, muy cuidada, con muchas metáforas en un castellano con sabor castizo.
Trata los hechos históricos con respeto y con distancia; se discutió si debía haber nombrado a Carmencita Franco o si era parte de la realidad de Salamanca cuando fue cuartel general de Franco.
En resumen podríamos destacar: Prosa brillante, descripción precisa que recuerda a Azorin y un lenguaje amplio y preciso con abundantes metáforas. Y mezcla de recuerdos costumbristas del momento histórico con su mundo onírico. Las cosas no son como fueron, sino como se recuerdan, mezclando realismo y fantasía.