Según la tradición, once de los doce apóstoles fueron martirizados hasta la muerte: Pedro, Andrés y Felipe murieron crucificados; Bartolomé también fue crucificado, pero antes, despellejado vivo; Santiago el Mayor y Tadeo lo hicieron al filo de la espada y Tomás y Mateo, alanceados; Santiago el Menor murió fruto de los golpes; Matías fue lapidado hasta quitarle la vida, mientras que Simón fue cortado por la mitad. De todos ellos, Juan, parece que fue el único superviviente de los apóstoles que tuvo probablemente una muerte 'normal', sobre el año 100 en Éfeso.
En la conferencia se nos relata qué fue de los apóstoles una vez que éste murió y resucitó a los tres días. Los apóstoles permanecieron en Jerusalén hasta el día de pentecostés. Es decir, 50 días después de la Pascua, lo que marca el inicio de las actividades de la Iglesia y la predicación apostólica. A partir de ese día, poco se sabe de lo que ocurrió con cada uno de ellos, tan sólo lo sabemos por lo que han ido dejando los distintos escritos. Algunos en los relatos de la Iglesia primitiva y otros en las leyendas históricas...