Grupo de Lectura 2: Fecha: 18 de octubre de 2016. Lugar: Sala de Juntas del Ateneo de Valencia. Nº de asistentes: – Editorial: Anagrama. Pág: 256.
Autor: Richard Ford es un novelista en alza desde hace años, tanto en EEUU como en Europa. Es uno de los representantes del "realismo sucio" de los años setenta, con una personalidad y un estilo muy propios. Sus personajes son el resultado de su capacidad puntillista de captar el momento americano, de su sociedad, en la etapa posindustrial o posmoderna. En su mundo literario no hay ganadores ni perdedores y sobre todos gira una especie de melancolía relatada con su especial “timbre de realidad”. Usa un lenguaje muy cuidado, con una puntuación que hacen sus novelas ágiles y cómodas de leer. Precisamente el día 21 de octubre fue galardonado con el premio Princesa de Asturias.
Sinopsis: Se trata de una obra compuesta por tres relatos largos, independientes entre si; "El mujeriego", "Celos" y "Occidentales". El primero y tercero tienen alguna similitudes (ambos se desarrollan en Paris y sus personajes tienen el mismo sello en muchos aspectos), mientras que el segundo, que para el grupo es el de más calidad, está mucho más diferenciado y es el único narrado en primera persona.
Comentarios: En cuanto a la obra analizada, hubo consenso en que el enfoque de los relatos es masculino. Las mujeres que aparecen (salvo en el segundo relato) aunque las describe como decididas o fuertes, en realidad son un elemento más de la decoración que rodea a unos hombres encerrados en si mismos, incapaces de abordar el sinsentido de sus vidas, y que son incapaces de lastrarse, de amar o compartir. Ante ellos desfilan los paisajes urbanos (París) y los propios paisajes humanos, sin conexión, sin interacción y el relato se entretiene en acontecimientos banales, de los que resalta un sobresalto en cada una de las piezas que constituyen la novela. De esta visión se salva la del segundo relato, más fresco y puntualmente hasta enternecedor. En definitiva, pareció una obra muy que interesante de un autor que, sin duda, también lo es.