En esta conferencia, Gregorio Muelas, nos embarcó en un recorrido histórico-literario desde Robert Graves hasta Colin Mallot, centrándonos en la novela histórica ambientada en la antigua Roma durante el siglo XX. La importancia de la novela histórica radica en evitar el "presentismo", que implica proyectar situaciones actuales en personajes del pasado. Este subgénero requiere una rigurosa documentación para ser auténtico y a menudo se reconoce más por sus adaptaciones cinematográficas. Robert Graves, con su obra "Yo, Claudio", es considerado un pionero y gran referente en este género, aportando una visión detallada y meticulosamente documentada de la Roma antigua.

La primera parte del recorrido se remonta a los siglos I y II de nuestra era, destacando obras como "Los últimos días de Pompeya" de Edward Bulwer-Lytton y "Ben-Hur" de Lewis Wallace. Estas novelas, que narran la destrucción de Pompeya y las vicisitudes de un príncipe judío en la época de Cristo, respectivamente, marcaron hitos en la literatura histórica del siglo XIX. Ambas obras fueron llevadas al cine con gran éxito, especialmente "Ben-Hur", que obtuvo 11 premios Oscar, demostrando la duradera popularidad de estas narraciones históricas.

Continuando con el siglo XX, destacan obras como "La muerte de Virgilio" de Hermann Broch y "Los idus de marzo" de Thornton Wilder. "La muerte de Virgilio" narra las últimas horas del poeta romano en una novela compleja y poética, mientras que "Los idus de marzo" utiliza una estructura epistolar para explorar el asesinato de Julio César. Estas obras, aunque diferentes en estilo y enfoque, enriquecen el panorama de la novela histórica romana, ofreciendo profundos análisis de personajes y eventos cruciales de la antigüedad.

Finalmente, avanzamos hacia mediados del siglo XX y más allá con títulos como "Espartaco" de Howard Fast y "Memorias de Adriano" de Marguerite Yourcenar. "Espartaco", que inspiró la famosa película de Stanley Kubrick, relata la rebelión de esclavos liderada por el gladiador homónimo. "Memorias de Adriano", escrita con una prosa excelsa, ofrece una introspectiva narración en primera persona del emperador romano. Estas novelas no solo narran eventos históricos, sino que también reflejan las complejidades y desafíos personales de sus protagonistas, consolidando el subgénero de la novela histórica romana como un campo literario rico y variado.

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