la Prof. Dra. Ame Ruiz, pionera en la difusión del conocimiento pitagórico, ofreció una exposición profundamente inspiradora sobre los principios que rigen esta enseñanza milenaria. Según Pitágoras, el universo es un orden perfecto, basado en leyes geométricas, aritméticas y numéricas. Por ello, conceptos como la injusticia o el sufrimiento no son reales en sí mismos, sino manifestaciones del desequilibrio interior del ser humano.
Uno de los pilares de la conferencia fue la idea de que el ser humano encarna para transformarse, no para permanecer igual. Para ello, debe trabajar sobre sus defectos —entendidos como ausencia de virtud— mediante un proceso de alquimia espiritual, cultivando porciones diarias de virtudes como la paciencia, la humildad o la esperanza.
Ruiz explicó que la virtud es una energía sutil y fragmentaria, que debe ser pedida con consciencia y proyectada hacia el exterior a través de pensamientos, palabras y acciones. Esta práctica permite modificar incluso las zonas “oscuras” de nuestro ADN, en un proceso de transmutación del defecto en virtud.
La conferencia también abordó la ley del círculo, según la cual toda energía —positiva o negativa— retorna a su origen. Para Pitágoras, no existe el castigo, sino un sistema de aprendizaje guiado por la ley del ritmo y la evolución, donde cada acontecimiento responde a una vibración concreta.
A lo largo de la intervención, Ruiz subrayó que el libre albedrío es la clave: el ser humano puede elegir transformarse o seguir repitiendo los mismos errores. No hay destino fijo, pero sí un propósito: ascender en vibración a través del conocimiento y el amor.