Gregorio Muelas Bermúdez, historiador y escritor, ofreció una apasionante conferencia sobre los grandes adversarios del Imperio Romano en la segunda entrega de su ciclo "Archienemigos de Roma", centrada esta vez en la Época Imperial. La cita tuvo lugar dentro del ciclo cultural coordinado por Vicente Bosch, y reunió a numerosos entusiastas de la historia militar, la estrategia y los personajes legendarios.
A lo largo de su intervención, Muelas realizó un recorrido cronológico a través de cuatro figuras clave que desafiaron al poder de Roma: Arminio, Boudica, Zenobia y Atila. El autor profundizó en los contextos históricos, las motivaciones políticas y los enfrentamientos bélicos que convirtieron a estos personajes en mitos vivientes y símbolos de resistencia.
El análisis arrancó con Arminio, el caudillo germano educado en Roma que, tras conocer de cerca las prácticas imperiales, lideró la célebre emboscada en el Bosque de Teutoburgo (año 9 d.C.), donde tres legiones romanas fueron aniquiladas. Esta derrota provocó una conmoción tal en el emperador Augusto que jamás volvió a usarse la numeración de aquellas legiones.
La segunda figura abordada fue Boudica, reina de los icenos, quien tras sufrir abusos personales y políticos por parte de los romanos, encabezó una brutal rebelión en la Britania ocupada, destruyendo ciudades como Camulodunum (Colchester), Londinium (Londres) y Verulamium (St Albans), antes de caer finalmente ante la disciplina del ejército romano.
El foco se desplazó luego a Oriente para rescatar la figura de Zenobia, la reina de Palmira, educada en lenguas y culturas clásicas, que desafió abiertamente la autoridad de Roma creando un imperio efímero que llegó a abarcar Siria, Egipto y parte de Asia Menor. Zenobia fue derrotada por el emperador Aureliano, pero su figura ha perdurado como símbolo de carisma, poder y sofisticación.
El colofón fue Atila, el temido rey de los hunos, cuya irrupción en el siglo V causó el pánico en Occidente. Muelas destacó el perfil estratégico del caudillo bárbaro y la complejidad de su figura, lejos del simple estereotipo del “azote de Dios”, mostrando las tensiones internas y diplomáticas que marcaron su relación con el Imperio.
Con rigor histórico y un tono divulgativo, Gregorio Muelas volvió a demostrar su capacidad para conectar pasado y presente a través de relatos épicos y figuras que siguen inspirando a historiadores y lectores por igual.