¿Qué entretenía a los ciudadanos de la Antigua Roma? ¿Jugaban los niños a muñecas y a caballos? ¿Existían ya los dados, el yoyo o el trompo? A estas y otras preguntas respondió el pasado mes de septiembre Fernando Lillo, Doctor en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca, en una conferencia online titulada ¿A qué jugaban en la Antigua Roma?, organizada por el Ateneo Mercantil de Valencia.
Escritor y colaborador habitual en revistas como Historia National Geographic y Arqueología e Historia, Lillo guio a los asistentes a través de una auténtica arqueología lúdica: un recorrido por juegos infantiles, deportes, apuestas y tableros que formaban parte del día a día en la Roma clásica. A partir de fuentes literarias, hallazgos arqueológicos y reconstrucciones modernas, el ponente ofreció una cuidada selección de actividades que iban desde lo imitativo hasta lo competitivo.
Entre los ejemplos destacados se encontraban el efedrismo (juego a caballito), el orbis (el aro romano), el trigon (juego de pelota triangular) y el arpastum, una especie de rugby antiguo. También se habló del uso de nueces y tabas para juegos de puntería o azar, algunos con sorprendentes similitudes a los actuales.
Uno de los momentos más singulares fue la explicación del llamado "juego de Augusto", documentado en una carta del emperador que reproduce Suetonio. Gracias a esta fuente, conocemos las reglas exactas de este juego, lo que lo convierte en un testimonio histórico excepcional.
Como miembro del grupo de reconstrucción histórica Galaecia Viva, Lillo ilustró la charla con imágenes, réplicas y ejemplos reales, demostrando que muchos juegos romanos siguen vivos en nuestras costumbres: desde el escondite y las canicas hasta el cara o cruz.
La conferencia, que se desarrolló por videollamada, combinó rigor académico con una puesta en escena amena y didáctica, mostrando que el juego ha sido siempre una herramienta para el aprendizaje, la convivencia y la cultura.