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Gladiadores: la historia real detrás del mito.

30 de enero de 2025

El ciclo de conferencias históricas celebrado en el Ateneo Mercantil de Valencia acogió una charla apasionante titulada “Gladiadores: Valor ante la muerte”, a cargo de dos expertos reconocidos en el ámbito de la historia clásica: el Dr. Fernando Lillo Redonet, doctor en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca y colaborador habitual de Historia National Geographic, y la Dra. Mª Engracia Muñoz-Santos, arqueóloga clásica, divulgadora científica y asesora histórica.

Durante la ponencia, los asistentes viajaron al corazón del Imperio Romano para descubrir la verdad sobre uno de sus espectáculos más emblemáticos. Lejos del estereotipo hollywoodiense, los ponentes desmitificaron la figura del gladiador, presentándolo como un personaje mucho más complejo y humano.

Se abordó el origen incierto de las luchas de gladiadores, que podrían tener raíces en rituales funerarios practicados por los pueblos osco-samnitas, y que Roma adoptó y transformó con fines políticos, sociales y religiosos. También se expuso cómo estos combates pasaron de ser ritos privados junto a tumbas a grandes espectáculos públicos promovidos por figuras como Julio César, con el fin de ganar popularidad entre el pueblo.

Otro de los puntos fuertes de la conferencia fue la diversidad de los gladiadores. No todos eran esclavos: también había prisioneros de guerra, hombres libres, e incluso ciudadanos romanos que se ofrecían voluntariamente a combatir, a menudo por razones económicas. Además, los gladiadores podían casarse, tener hijos y llevar una vida social activa fuera del ludus, rompiendo con la imagen del esclavo encadenado.

Uno de los momentos más reveladores llegó al analizar la dieta real de los gladiadores, basada en gachas de trigo o cebada, sin apenas carne, para engordar y crear una capa protectora de grasa que redujese la gravedad de las heridas. Se les alimentaba con hasta 6.000 calorías diarias, muy por encima de la media de un ciudadano romano corriente.

La charla también se centró en los entrenamientos, la organización de los ludus (escuelas de gladiadores), la importancia económica de estos luchadores para sus propietarios, e incluso en el papel que jugaban en la cultura popular y la admiración que despertaban, pese a no ajustarse a los cánones estéticos actuales.

Con rigor académico, anécdotas curiosas y una clara voluntad divulgadora, Fernando Lillo y Engracia Muñoz-Santos ofrecieron una mirada renovada y profundamente humana a un fenómeno tan brutal como fascinante: el de los gladiadores romanos, verdaderos símbolos de valor frente a la muerte.

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