Grupo de Lectura 4: Fecha: 28 de Abril de 2017. Lugar: Sala de Juntas del Ateneo de Valencia. Nº de asistentes: 14. Editorial: Catedra. Pág: 416.
Autor: Enrique Jardiel Poncela nació el 15 de octubre del año 1901 en Madrid (España). Era hijo de la pintora Marcelina Poncela y del periodista Enrique Jardiel, quien también se dedicó con poca relevancia a la escritura dramática. En el año 1904 Jardiel ingresó en la Institución Libre de Enseñanza y en 1912 acudió al Colegio de los Escolapios.
En el año 1916 entabló amistad con Serafín Adame, con quien escribió al alimón varias obras que no fueron estrenadas. Un año más tarde comenzó la carrera de Filosofía y Letras, pero la abandonó para dedicarse al periodismo y a la literatura, publicando su primer relato en 1920 en la publicación “El Imparcial”. En este período colaboró con José López Rubio y se volcó en la escritura humorística al participar en revistas como “Buen Humor” o “Gutiérrez”.
A comienzos de la década de los 20 hizo amistad con Ramón Gómez de la Serna, quien cambió su forma de entender la literatura, convirtiéndose en su principal influencia. Otros importantes nombres que compartieron publicación con Jardiel Poncela fueron Miguel Mihura, Tono, Edgar Neville, Manuel Abril o Enrique Díaz Casariego.
En 1926 da inicio a una relación sentimental con una mujer separada llamada Josefina Peñalver, con quien, sin casarse, tuvo a su hija Evangelina, nacida dos años después del comienzo de la relación. Poco tiempo más tarde la pareja decidió separarse. Su primera obra teatral estrenada fue “Una Noche De Primavera Sin Sueño” (1927). En esta primera etapa de su carrera también ejerció como novelista, debutando con “Amor Se Escribe Sin Hache” (1928).
Con posterioridad aparecieron “¡Espérame En Siberia, Vida Mía!” (1929), “Pero… ¿Hubo Alguna Vez Once Mil Vírgenes?” (1931) y “La Tournée De Dios” (1932). A comienzos de los años 30, y tras estrenar la obra de teatro “El Cadáver Del Señor García” (1930), Jardiel se marchó a los Estados Unidos, intentando labrarse un porvenir como guionista en Hollywood para la 20Th Century Fox, escribiendo títulos como “Primavera en Otoño” (1933) o “Una Viuda Romántica” (1933).
En el año 1933 regresó España y dio comienzo a una relación con la actriz Carmen Sánchez Labajos, con quien tuvo a su hija Mari Luz. En 1936 fue detenido por dar asistencia al político conservador Rafael Salazar, pero quedó en libertad después de pasar tres días en la cárcel.
En plena Guerra Civil se marchó a Francia. Posteriormente viajó a Argentina para regresar de nuevo a España y residir en San Sebastián, mostrándose favorable en principio al bando franquista decepcionado y descontento con los años de gobierno del Frente Popular. Después del conflicto, retornó a la capital de España y a mediados de los años 40 se declaró independiente a nivel ideológico y con espíritu crítico.
Jardiel abandonó en el año 1933 la escritura novelesca para centrar su gran talento en el teatro escribiendo títulos como “Margarita, Armando y Su Padre” (1933), “Usted Tiene Ojos De Mujer Fatal” (1933), “Angelina o El Honor De Un Brigadier” (1934), “Un Adulterio Decente” (1935), “Las Cinco Advertencias De Satanás” (1935), “Un Marido De Ida y Vuelta” (1939), “Eloísa Está Debajo De Un Almendro” (1940), “Los Ladrones Somos Gente Honrada” (1941), “Los Habitantes De La Casa Deshabitada” (1942), “Es Peligroso Asomarse Al Exterior” (1942), “Blanca Por Fuera y Rosa Por Dentro” (1943), “Cuatro Corazones Con Freno y Marcha Atrás” (1946), una de sus principales obras, que en 1936 se había estrenado con el título de “Morirse Es Un Error”, “Agua, Aceite y Gasolina” (1946) “El Sexo Débil Ha Hecho Gimnasia” (1949) y “Los Tigres Escondidos En La Alcoba” (1949).
Además de novela y teatro el autor madrileño también escribió cuentos. Algunos de ellos están recopilados en los libros “¡Por Dios, Que No Se Entere Nadie” y “El Libro Del Convaleciente”. A finales de los años 30 Jardiel llegó a dirigir y escribir cortos cinematográficos, como “Un Anuncio y Cinco Cartas” (1937), “Definiciones” (1938) y un largometraje llamado “Mauricio o Una Víctima del Vicio” (1940). En 1943 creó la Compañía de Comedias Cómicas.
El fracaso comercial de sus últimas producciones teatrales le llevó a la ruina económica y un cáncer de laringe provocó su muerte el 12 de febrero de 1952. Tenía 50 años. Uno de sus principales admiradores y amigos fue Fernando Fernán Gómez. Está enterrado en el Cementerio Sacramental de Santa María de Madrid. Enrique Jardiel Poncela es uno de los principales nombres del teatro humorístico español. Infravalorado en su tiempo, se mostró contrario a la escena cómica previa y desarrolló con ingenio un teatro basado en la lógica de lo inverosímil, con gusto por el absurdo, el surrealismo, la experimentación, el sarcasmo, la ironía, y la creación de situaciones y personajes disparatados.
Sinopsis: La primera novela del autor y con ella quiso parodiar las novelas de amor, tan en boga entonces (como ahora, cabría decir). Esta obra debía ser a las novelas románticas lo que el Quijote fue a las novelas de caballería: una caricatura burlona que remedase los tópicos del género; y el resultado es una obra vibrante, entretenida, cosmopolita, en la que se reconoce ya el estilo que Jardiel plasmó en toda su producción literaria y que hace inconfundibles sus novelas.
En Amor se escribe sin hache se narran los desquiciados amores de Elías Pérez Seltz, Zambombo para los amigos, y lady Sylvia Brums. Sylvia, coleccionista de amantes, exige de un Zambombo profundamente enamorado continuos ejercicios de extravagancia como único antídoto contra el aburrimiento que la obligaría a sustituirle. De esta forma, de aventura en aventura, la pareja recorrerá varias capitales europeas y una isla desierta.
Zambombo es el ejemplo viviente del que se sirve el autor para «poner a los jóvenes de España y América cara a cara con la sinceridad» y demostrarles que cuanto acontece en las páginas de una novela rosa, nada tiene que ver con la realidad. Al inicio de la narración, Zambombo es un joven que cree en el amor e idolatra al sexo femenino, como le explica al descreído marido de lady Brums. Pero las mil y una desopilantes peripecias que le acontecen junto a la caprichosa Sylvia acabarán por conducirlo a la desilusión.
Por su parte, lady Sylvia es “una protagonista de novela de amor”, como ella misma se define en varias ocasiones. Pero además es el prototipo de la heroína (tal vez anti heroína sería más adecuado) de las novelas de Jardiel: mujeres emancipadas, sexualmente activas, independientes, siempre dispuestas a entregarse a un hombre, pero poco interesadas en renunciar a su libertad. Mujeres que se encuentran desde el principio en el punto al que el hombre llega tras numerosas vicisitudes, de tal modo «que a veces se llega a pensar si las que tendrán talento no serán las mujeres.»
Creo haber mencionado, hablando de alguna otra obra de Jardiel, que quedarse únicamente en el humorismo de su narrativa (y de su teatro) es menospreciar uno de los talentos más originales que han dado las letras castellanas. Igual que lo es olvidar su producción novelística en favor de su faceta, más prolífica, de dramaturgo. Por supuesto, las novelas de Jardiel Poncela son incrreiblemente divertidas y en ellas cada frase rezuma ingenio, lo que depara gratísimos momentos de lectura a quienes se aventuren a leerlas. Pero además, Jardiel fue un perspicaz observador de ese absurdo que es el alma humana. El humor de su obra, y esos escenarios refinados y cosmopolitas en los que transcurre la acción, son el marco gentil de una instantánea que refleja la soledad del hombre y, muchas veces, el hastío de vivir.
El absurdo que destila Amor se escribe sin hache, como el resto de la producción del autor, es un reflejo risueño de una realidad irracional. La risa en Jardiel se vuelve con frecuencia mueca que oculta un sollozo. El del hombre zarandeado por la vida moderna, condenado a no comprender aquello que le rodea como única manera de ser feliz. Porque en el momento en que se comprende, siempre gracias a un desengaño, sólo queda el refugio del sarcasmo.
Comentarios: Novela muy acertada de literatura de humor, comparable por lo cómico y humorístico a El Quijote, novela de picaresca como comparación, paréntesis con el romanticismo pero el humor se va imponiendo poco a poco, se hace un teatro de humor que acaba en la astracanada, época de muchos chistes escritos, humorismo como surrealismo, autores de La Codorniz los chistes pretenden la sonrisa pero no la carcajada. Novela de lo absurdo en lo humorístico hispánico, situaciones extravagantes absurdas, se disfruta con ésta novela de un humor irrepetible.
Humor en sentido puro, personajes poco comunes y esperpénticos, lectura agradable, amena y distraída que hace aflorar una sonrisa un gusto para el sentido del humor. Muy divertida, escritor muy interesante al que le hubiese encantad conocer, le ha gustado mucho. Le recuerda el humor de Tip que es un humor inteligente, le llama la atención de Jardiel Poncela, su rapidez para hacer humor y su faciidad el humor hace más inteligente al hombre, la novela es un ataque furibundo al romanticismo imperante en la época que se describe, amena y muy divertida.
No le ha llegado la vio en representación teatral, y la novela no la ha enganchado, se ceba con el género femenino demasiado hoy sería considerada políticamente incorrecta. Obra más teatral que novelística, metraje excesivo, combinaciones muy brillantes, pero le sobra un poco de contenido a la novela quizás si hubiese sido más corta el resultado sería mejor, literatura de lo absurdo.
La dificultad de escribir humor es grande y en este caso donde el lector ríe a mandíbula batiente ante un humor sin sentido pero muy bien trabado y contado. Lectura pueril escribe para un lector ingenuo pero al mismo tiempo inteligente, humor envidiable, muy buena narrativa su humor es excelente y nunca se puede considerar un género menor, todo en su obra es arbitrario y los personajes son inverosímiles, es muy difícil escribir de esa manera y con ese humor. Genialidades extravagantes de un humor muy fino e inteligente y bien escrita, buena lectura amena y bien escrita, excelente experiencia literaria.