El profesor Dr. José Adolfo de Azcárraga, catedrático de Física Teórica y miembro del IFIC (CSIC-UVEG) y Profesor Emérito de la UV, centrándose en la figura de Albert Einstein, hizo un repaso histórico sobre el extraordinario avance de la física en la primera mitad del siglo XX y de su influencia en la ciencia actual. Con un lenguaje sencillo pero preciso, exploró los orígenes científicos de nuestro presente, dando cuenta de las dificultades a las que se enfrentaron Einstein y sus contemporáneos, sin olvidar otros aspectos como la carrera por la bomba atómica, la relación entre la ciencia y el poder o el valor de la investigación y de la propia ciencia.
Einstein fue un genio, su teoría de la relatividad es famosa, pero sin las ideas de tres matemáticos pioneros del siglo XIX, la relatividad de Einstein sencillamente no funciona. Ellos son János Bolyai, Nikolái Lobachevski y Bernhard Riemann. Ellos crearon nuevas geometrías y le dieron a Einstein un mapa para navegar por el Universo. Y es que, las matemáticas son la clave para entender el universo físico.
Bomba atómica
Albert Einstein contribuyó, pero no tuvo un rol tan importante en el desarrollo de la bomba atómica. Su fórmula E=mc² es una de las más famosas de la historia. La publicó en 1905, 40 años antes de las bombas. En esencia, la formula establece que la energía (E) es igual a su masa (m) multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado (c²). En ese 1905 Einstein escribió cinco estudios científicos que revolucionaron la física.
Ese principio explica, por ejemplo, por qué solo unos cuantos kilos de uranio y plutonio que se utilizaron en las bombas atómicas fueron suficientes para crear una explosión con una energía equivalente a más de 15.000 toneladas de TNT en el caso de Hiroshima, y de 21.000 toneladas de TNT en Nagasaki.
Para unos Einstein fue el padre de la bomba, ya que fue su ecuación la que hizo la bomba teóricamente posible. Sin embargo, para otros, la relación no es tan clara, ya que E=mc² explica de dónde viene la energía, pero no dice cómo hacer una bomba atómica, ni que ésta fuera posible construirla.