La Santa Iglesia Catedral, Consagrada a la Virgen María en su Asunción a los cielos, comienza a construirse en el año 1226, bajo el mandato del Arzobispo D. Rodrigo Jiménez de Rada, sobre los cimientos de la Catedral visigoda del S. VI, que fue utilizada como mezquita. La construcción es de estilo gótico con una clara influencia francesa. Mide 120 metros de largo por 60 metros de ancho. Está compuesta por 5 naves, sostenida por 88 columnas y 72 bóvedas. Las naves laterales se prolongan por detrás de la Capilla Mayor rodeando el presbiterio y creando una girola con un doble pasillo semicircular. Su primer arquitecto es el maestro Martín, de origen francés, a quien se deben las trazas de la planta y los comienzos de la obra en la cabecera del templo.
Más allá de su valor histórico y artístico concreto, la Iglesia Catedral tiene un valor y un significado teológico como referente para la vida pastoral de toda la diócesis, para los sacerdotes y para los fieles laicos. Además, las catedrales han sido lugar de forja de nuestra cultura occidental y europea; en ellas estuvo el embrión de las actuales universidades, anticiparon labores asistenciales y fueron talleres de arte. Hoy las catedrales son testigos de esa cultura y mensaje de transcendencia y de valores para las personas de hoy.