Grupo de Lectura 1: Fecha: 21 de Diciembre de 2019. Lugar: Sala de Juntas del Ateneo Mercantil. Nº de asistentes: 17. Editorial: Minúscula. Pág: 184.
Autor: Marisa Madieri. Nacida en 1938 en la entonces ciudad italiana de Fiume, que después de la segunda guerra mundial pasó a pertenecer a Yugoslavia. Marisa Madieri abandonó a los siete años su ciudad natal Fiume -ahora llamada Rijeka- y terminada la guerra se trasladó junto a su familia (que optó por mantenerse italiana) a un campo de refugiados de Trieste, ciudad en la que vivió toda su vida. En vida sólo publicó dos obras, "Verde Agua" (1987) y la fábula "El claro del bosque" (1992). Una tercera obra, "La conchilla y otros cuentos" (1998), fue publicada póstumamente. Sus obras reflejan su amor por la ciudad donde nació y toda la problemática de los exiliados italianos. Fue esposa del también escritor triestino Claudio Magris (Trieste, 1939). Murió prematuramente de cáncer a los 58 años de edad.
Sinopsis: Este relato-diario ha sido definido por la crítica italiana como un pequeño clásico contemporáneo. El hilo conductor de la narración es el éxodo de los italianos de Fiume, ciudad que en 1947 pasó a Croacia, dentro de la antigua Yugoslavia. Marisa Madieri vuelve a encontrar en la memoria los episodios trágicos y cómicos que marcaron su infancia, las personas con las que creció —como la inolvidable abuela Quarantotto— y el ambiente del Silos de Trieste, "un paisaje vagamente dantesco, un nocturno y humeante purgatorio", en el que vivió junto con otros refugiados hasta hacerse adulta. A medida que el relato avanza, la escritura, precisa y sutil, revela una tensión entre la reapropiación del pasado y la incertidumbre frente al futuro, que desemboca en una actitud valiente y generosa ante la vida.
Comentarios: La novela gustó a la mitad de los asistentes, quienes la vieron como un relato intimista, poético y melancólico, en el que la autora expresa sus recuerdos emotivos sobre su niñez, que tuvieron lugar con ocasión del éxodo desde Fiume (actual Rijeka, en Croacia) a Trieste tras la Segunda Guerra Mundial, en que muchos italianos hubieron de abandonar aquella ciudad, que pasó a formar parte de Yugoslavia, para refugiarse en Trieste, situada en Italia, viviendo allí en unas condiciones bastante deficientes durante unos cuantos años hasta que se fue normalizando su vida.
Ese repaso emotivo sobre su niñez lo realiza sin mostrar el menor rencor u odio hacia nadie y sin apelar a resentimientos ni a ideologías, sino tratando de desvelar sus sentimientos sobre todo aquello que vivió en primera persona, especialmente con respecto a su familia, y sobre todo en relación a sus dos abuelas. Se trata de una novela coral centrada en su propia familia y que se desarrolla con un buen sentido del humor. Se subrayó que la manera inconexa de narrar sin una ilación argumentativa, tratando de enfatizar los concretos aspectos emotivos que la autora revive al escribirlos, da una gran originalidad a la novela.
Precisamente por eso se consideró que lo más importante de la novela no está en lo genealógico, en lo geográfico o en lo histórico, sino en la proyección de los recuerdos emotivos de la autora, que trata de transmitir al lector, consiguiéndolo.
Hubo otra mitad de los asistentes que dijeron que la obra no les había llegado, que no les había transmitido emociones y que no les había aportado gran cosa. Hicieron especial hincapié en que les fue especialmente difícil hacerse con el gran número de familiares descritos, que se presentaban de un modo muy disperso y confuso, hasta el punto de que muchos renunciaron a tratar de comprender quién era cada uno de ellos y decidieron centrarse en el relato que se hacía en cada capítulo, como si de microrrelatos independientes se tratase.
También se destacó la falta de un argumento propiamente dicho que permitiese dar ilación a los sucesivos capítulos, la mayoría de los cuales eran minúsculos. Se apuntó que se trata de una novel íntima y personal, que fue escrita para ella misma, sin pensar en las dificultades que cualquier lector tendría para entenderla. Esta falta de conexidad hace que la lectura y la comprensión de lo leído sea particularmente difícil y poco agradable. Y en consecuencia que la transmisión de emociones pretendida por la autora no se consiga en la mayor parte de las ocasiones.
Se afirmó también que es una obra muy menor, sin ningún interés, y que el posfacio o epílogo escrito por el marido de la autora, que es un escritor reconocido en Italia, es lo que posiblemente haya contribuido a impulsar su difusión y a alcanzar los buenos niveles de ventas que ha tenido la obra.