La revolución informática ha dado lugar a una nueva relación entre trabajo, capital y tecnología. Hay dudas de cómo se regulará el mercado laboral en el futuro a medio y corto plazo en una era en la que cada vez más hay procesos productivos automatizados. Las máquinas está experimentado un cambio en el mercado laboral y cambiarán la estructura del mundo que viene, además, hay dudas de cómo se gestionará el reparto de la riqueza en la “segunda era de las máquinas”.

Los ordenadores y otros avances digitales están transformando el poder mental de una manera similar a la forma en que la máquina de vapor y sus descendientes cambiaron el papel de la mano de obra del hombre y cambió la estructura de producción. Ahora la informática y las máquinas están provocando un efecto similar que transformará no sólo la estructura del conocimiento, sino también el trabajo en el siglo XXI.

La escala que ha alcanzado la penetración de las nuevas tecnologías en el tejido económico está dando paso a nuevas posibilidades de reorganizar y combinar procesos de producción que no se habían alterado en mucho tiempo. Amazon y la distribución, Google y el mundo de la información, Apple en el mundo de la música y la telefonía móvil, Uber con los taxis y el transporte privado. Eslabones en la cadena de producción que han modificado el orden de la organización económica.