La Segunda República fue un sueño democrático que se proclamó hace 90 años sin violencia. A la Monarquía no la derrumbó una guerra, sino su incapacidad para ofrecer una transición desde un régimen caciquil a otro reformista. La marcha de Alfonso XIII al exilio se convirtió en una fiesta multitudinaria en las grandes ciudades españolas, Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla, pero también en las pequeñas, el pueblo salió a la calle. La multitud se echó a las calles, hombres, muchas mujeres, obreros, estudiantes y profesionales. La clase media se lanzó hacia la República ante la desorientación de los elementos conservadores. Una vez instaurada llegó toda la historia política, que D. José Luis Climent nos contó de manera cronológica.