La conferencia examinó la historia de la redacción de la Biblia, destacando su importancia más allá de las traducciones y ediciones modernas. La Biblia, considerada el libro más traducido, vendido y leído en la historia de la humanidad, ha sido designada como patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Jaime Vázquez exploró la cronología y los motivos detrás de su redacción, así como el impacto de eventos clave, como el año 587 a.C., en la historia de la Biblia. Este año es particularmente significativo debido a sus repercusiones en la tradición bíblica y en la historia del pueblo judío.

También abordó las características y evolución de la Biblia a lo largo del tiempo. Se explicó que la Biblia hebrea, conocida como Tanaj, está dividida en tres partes: la Torá, los Profetas y los Escritos. La Torá contiene los cinco primeros libros, los Profetas incluyen textos de diversos profetas, y los Escritos abarcan una variedad de géneros literarios. La Biblia cristiana se basa en la Biblia hebrea pero incluye el Nuevo Testamento, escrito en griego, que agrega nuevos textos y libros a la tradición bíblica.

Se discutió el proceso de transmisión y preservación de los textos bíblicos, desde las tablillas cuneiformes hasta el papiro y el pergamino. La transición entre estos materiales refleja la evolución en la preservación de los textos sagrados. Además, se hace hincapié en la influencia de las lenguas hebrea, aramea y griega en la Biblia. La importancia de comprender el contexto histórico y geográfico de los textos bíblicos es esencial para apreciar su significado y su impacto en la cultura y la historia.

La importancia estratégica y geográfica del área ubicada entre África, Europa y Asia ha sido crucial para varios imperios a lo largo de la historia y del desarrollo de la arqueología bíblica, que surgió para confirmar o desmentir elementos históricos encontrados en textos antiguos. La arqueología bíblica se ha centrado en examinar manuscritos, inscripciones y restos arqueológicos para corroborar o cuestionar los relatos bíblicos, como el caso de una moneda del siglo VI a.C. que muestra la existencia de escribas en Jerusalén durante el tiempo de Jeremías.

También detalló la destrucción de Jerusalén en el 587 a.C. por Nabucodonosor, rey de Babilonia, y el consiguiente exilio de los israelitas a Babilonia. Esta deportación marcó un punto crítico para la identidad y la supervivencia del pueblo judío, ya que obligó a los israelitas a preservar y transmitir su historia y creencias en un entorno extranjero. Durante el exilio, la literatura bíblica comenzó a tomar forma para mantener viva la identidad judía y explicar el castigo divino, incluyendo textos que mezclaban elementos de la tradición babilónica y los relatos bíblicos.

Finalmente, abordó el impacto del exilio en la literatura bíblica, destacando cómo se elaboraron relatos y profecías para explicar la situación del pueblo y su relación con Dios. La literatura que surgió durante y después del exilio contribuyó a consolidar la identidad judía y establecer la Biblia como un texto sagrado. Y enfatizó que la Biblia, aunque escrita en diferentes épocas y contextos, refleja un proceso continuo de reinterpretación y reafirmación de la identidad cultural y religiosa del pueblo judío.

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