El Ateneo Mercantil rindió un sentido homenaje a la figura del pintor valenciano Joaquín Sorolla y Bastida, cuya trayectoria y obras trascendieron el espacio local para convertirse en un artista de referencia tanto a nivel nacional como internacional. Con él se inició la pintura moderna en España, proporcionando una imagen de nuestro país alegre y vital, luminosa y colorista, fuertemente contrastada con la idea que de España difundían las obras de otros artistas.
La conferencia que impartió el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de València, D. Rafael Gil Salinas, nos trajo el recorrido que tuvo Joaquín Sorolla, pieza clave en la pintura moderna de nuestro país. Un recorrido cronológico que se estructuró en varias etapas que pusieron de relieve la importancia de la obra de artistas que directa o indirectamente estuvieron vinculados con el artista valenciano.
La conferencia arrancó con ese periodo que fue del Impresionismo al Luminismo, y como el pintar al aire libre era un signo de modernidad. Luego llegaron la prevalencia de los géneros artísticos en la segunda mitad del siglo XIX, con la pintura de historia y el cuadro de género. También se habló de la importancia que tuviero el Salón de Paris de 1895 y la Exposición Universal de París de 1900 en el artista valenciano.
Aquí se inicia el inicio de la pintura modernista en España con Sorolla y los artista de su tiempo. Arrancó con la figura de Joaquín Sorolla que se alarga hasta Ignacio Zuloaga, y cómo el pintor valenciano tuvo una enorme influencia en los sorollistas y los postsorollistas. Mientras que la conferencia terminó con la construcción de la nueva imagen femenina: de las chulas al retrato burgués.
Una conferencia en la que se pudo conocer más cerca a los pintores que ejercieron como maestros del pintor valenciano, de sus amigos artistas y, naturalmente, mostrando la obra que realizó Sorolla; para, posteriormente, incidir sobre los discípulos directos del artista; así como sobre la escuela de seguidores de su estilo, conocidos como los sorollistas y, finalmente, mostrar las piezas de los últimos seguidores del pintor, los conocidos como postsorollistas y que marcaron, en su tiempo, la evolución de la preeminencia de esta corriente.
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