El dolor, desde el punto de vista social, ha alcanzado una bastante relevancia determinada fundamentalmente por ser una entidad con una alta prevalencia, que implica importantes repercusiones económicas, laborales y administrativas. Por ello, el tratamiento especializado del dolor debe ser un objetivo prioritario, como forma real de aumentar la calidad de vida de los ciudadanos.
Según un estudio sobre el dolor en la práctica diaria del médico de Atención Primaria, realizado por el Gabinete de Estudios Sociológicos Bernard Krief, más de la mitad de la población (54,9%) ha padecido algún tipo de dolor en un periodo de dos meses. Cabe destacar que el 60,5% de las personas con dolor sufren dolor crónico, es decir, de más de 90 días de evolución, siendo diferentes enfermedades crónicas, de alta prevalencia en España, las que cursan con frecuencia con dolor. No olvidemos que sólo las enfermedades reumáticas afectan a un 23% de la población (siete millones de españoles), causando el 50% de las incapacidades laborales de nuestro país.
En los últimos 25 años, se ha desarrollado el concepto asistencial de las Unidades de Tratamiento del Dolor, formadas por un grupo de diferentes especialistas dedicados interdisciplinariamente al estudio, diagnóstico, control y tratamiento de cuadros dolorosos crónicos. Una Unidad especializada de tratamiento del Dolor debe contar en su plantilla con profesionales sanitarios capaces de abordar los aspectos físicos, psicosociales, médicos y laborales del dolor crónico.
Los MÉTODOS TERAPEUTICOS MINIMAMENTE INVASIVOS utilizados en el tratamiento del dolor crónico emplean diversas técnicas, desde sencillas inyecciones de puntos sensibles musculares, articulaciones o nervios, hasta métodos complejos neuromodulativos. El control de los FACTORES PSICOLÓGICOS es fundamental ya que pueden ser la causa por sí mismos de la sensación dolorosa, induciendo alteraciones somáticas, que son sin duda estímulos nocivos.
La TERAPIA Y ACTIVIDAD FÍSICA dirigida por profesionales son hoy en día un pilar fundamental en la mejora del dolor crónico. Se ha demostrado que el ejercicio físico regular disminuye en el cuerpo la proteína C reactiva y otros marcadores inflamatorios como las citoquinas, presentes en muchos cuadros de dolor. El ejercicio físico produce una mejora corporal duradera a largo plazo.
La NUTRICIÓN es hoy en día otro de los pilares en los que se sustenta nuestro abordaje del dolor crónico. La ingesta alimentaria inapropiada es causa de aumento y cronificación del dolor. La optimización de la dieta en el dolor crónico, produce: 1) mejoría de la función de los sistemas nervioso, endocrino e inmune, que impactan directamente en las experiencias dolorosas; 2) la pérdida o el mantenimiento del peso reduce la carga de las articulaciones, reduciendo también la meta-inflamación; 3) La ingesta alimentaria y nuestro estado de peso tienen un impacto en la severidad de enfermedades crónicas que a menudo se producen al mismo tiempo que el dolor crónico.
Todos ellos integrados en el concepto del tratamiento multidisciplinar, siempre recomendado en enfermos con dolor crónico. El enfermo con dolor crónico debe tener acceso a este tipo de intervenciones, sobre todo cuando el tratamiento conservador no consigue el resultado esperado. Los profesionales deben tener una cualificación específica para poder ofrecer este tratamiento especializado a los pacientes con dolor crónico.
Conferencia impartida por el Dr. José De Andrés Ibáñez. Catedrático de Universidad. Departamento de Cirugía. Facultad de Medicina. Universidad de Valencia. Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del dolor. CONSORCIO HOSPITAL GENERAL UNIVERSITARIO DE VALENCIA.