Martin Heidegger (Meβkirch, 1889 – Friburgo, 1976) es una figura intelectual indiscutible de nuestro tiempo, cuya influencia es patente en ramas tan diversas como la historia, la teología, la hermenéutica, la poesía, el arte contemporáneo, la arquitectura, la ecología, etc. Su obra se extiende a lo largo de más de 40 años, dentro de los cuales su clásico Ser y tiempo (1927) va de la mano con otros textos menos arduos, como sus famosos ensayos y conferencias tras la Segunda Guerra Mundial.
Por un lado, fue uno de los primeros filósofos en meditar profundamente sobre temas tan actuales como la influencia de la tecnología en nuestra vida cotidiana, anunciando los grandes debates que a día de hoy siguen candentes en nuestra sociedad. Pero, además, ejerció su profesión de docente de Historia de la Filosofía durante la mayor parte de su vida, donde brilló como gran intérprete de la tradición occidental, desde los griegos hasta la filosofía moderna.
Pese a la profunda repercusión que ha tenido y sigue teniendo, la obra de Heidegger ha sido también criticada y, a veces, denostada. No solo se le reprocha su compromiso político, siendo rector de la Facultad de Friburgo durante el mandato nazi –y ello, pese a su rechazo posterior del nazismo. También se cuestiona la oscuridad de su pensamiento y la impenetrabilidad de sus conceptos, forjados a partir de un alemán atípico y de difícil traducción.
Sin embargo, el propio Heidegger subraya una y otra vez que, en última instancia, su propósito es muy sencillo: lo único que pretende es enseñar a pensar. En efecto, detrás de su erudición, de la conceptualidad técnica y de la jerga aparentemente abstracta, el filósofo alemán se esforzó a lo largo de toda su vida por mostrar algunas verdades muy simples. Verdades que a todos nos conciernen, y que muy a menudo olvidamos, demasiado obcecados por ver las cosas a partir de prejuicios que no son tan evidentes como creemos: el peso de la existencia, el valor de los sentimientos, nuestra relación con la muerte y, en definitiva, el sentido de nuestra identidad.
Siguiendo un recorrido general de su obra, desde Ser y tiempo, los escritos privados de los años ‘30 y ’40, hasta los últimos cursos y seminarios que impartió después de la guerra, intentaremos exponer algunas de esas verdades. Por ese camino, buscaremos dar una respuesta a esa pregunta cuya sencillez puede desconcertar: ¿qué significa pensar?