La cuna del arte renacentista fue Italia, donde algunas ciudades se vuelven artísticamente importantísimas, como Milán, y otras pierden la preponderancia de siglos anteriores. El hombre renacentista se inspira en la Antigüedad Clásica, es muy opuesto al hombre medieval, el humanismo medieval teocéntrico se convierte en antropocéntrico.
El constante ideal del renacimiento consistía en la serena armonía de la formas. El arte se había centrado en la actividad del hombre, en su sensibilidad artística y en la unidad de una fe religiosa ardorosamente defendida (Reforma y Contrarreforma), y en el estudio y el pensamiento humanístico. La influencia de la pintura italiana y la flamenca tuvieron mucho auge en el siglo XVI.
En este siglo la temática religiosa tiene un auge especial. Con la creación de imágenes religiosas se pretendía salvar a todos aquellos de tener costumbres diferentes, su mayor interés era mostrar a Dios y darles la salvación para sus almas, así surgió la pintura como medio evangelizador. Pero, decimos que es la victoria del naturalismo porque a finales del siglo XVI y comienzos del siglo XVII, llega la pintura del barroco inicial, que también puede recibir otras denominaciones, como caravaggismo o el tenebrismo.