El catedrático de Filosofía de la Ciencia Alfredo Marcos ha ofrecido en la Universidad Católica de Valencia "razones de fondo, filosóficas y de sensatez", para reconocer la dignidad inherente a todo ser humano, al margen de su autonomía o dependencia: "todo ser humano es persona y, como tal, posee un valor absoluto llamado dignidad. Todos pertenecemos a la familia humana y nuestro deber de cuidado es un deber incondicional", ha afirmado.
Marcos ha impartido una conferencia organizada por el Instituto Universitario de Investigación en Filosofía Edith Stein y la Escuela de Filosofía del Ateneo Mercantil, en la que ha reconocido que el concepto de dignidad de la persona hoy está cuestionado. Así, si bien la Segunda Guerra Mundial y los desastres de Auschwitz llevaron a "una especie de pacto de la humanidad para decir que todos los seres humanos tienen dignidad, tal y como recoge la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la actualidad hay intelectuales y pensadores que están poniendo en cuestión su utilidad, al sostener que el concepto de autonomía equivale al de dignidad", ha asegurado.
Esta lógica argumentativa, sin embargo, es "arriesgada" en opinión del filósofo: "hay muchos seres humanos que no son autónomos o no lo son plenamente, de modo que quedan desprotegidos; de hecho, todos somos dependientes en algún momento de nuestra vida y esto no nos hace menos personas ni menos dignos", ha asegurado. Un ejemplo de ello se da en la reciente ley de la eutanasia: "cuando se habla de la muerte digna en realidad se está refiriendo a la autonomía, a que una persona pueda decidir por sí misma su propia muerte. Se está equiparando el concepto de dignidad al concepto de autonomía, con lo que el primero acaba siendo prescindible y los derechos de una persona pasan a estar en función de su autonomía", ha argüido Marcos.
El problema, por tanto, es obvio: "si todos los seres humanos tienen igual dignidad, pero ésta se entiende con autonomía, qué sucede con una persona en estado de coma, en fase embrionaria, fetal, infantil o senil de su vida? Alasdair MacIntyre o Robert Spaemann son buenos referentes para pensar esta cuestión. La vida de una persona ha de ser contemplada en su conjunto; no tiene sentido atribuirle mayor o menor dignidad en un momento dado, en un corte temporal, sino que hay que contemplarla, por así decirlo, en 4D: a la hora de valorar la dignidad de una persona hay que valorar el conjunto de su vida", ha reconocido.
En definitiva, este autor, apoyándose en la tradición kantiana y en la filosofía del ser, así como en la experiencia cotidiana y sentido común, ha reivindicado en su intervención -celebrada en el salón de actos de la sede San Juan y San Vicente- "el valor de todo ser y la gradualidad del mismo. De ahí derivan los derechos universales inalienables, entre los que cuentan primordialmente el derecho a la vida y a la libertad".