Este jueves 28 de octubre ha tenido lugar en el Ateneo Mercantil de Valencia la entrega de los premios de sus certámenes literarios en la III Noche Valenciana de las Letras. Los afortunados han sido 'Alma' de Lorenzo Delgado Santos, con el IV Premio Nacional de Novela; el poemario 'Milán', de Pura García Pérez, con el V Certamen de Poesía y 'Silencio...se rueda' de José Borredá Mateu, con el VII Concurso Nacional de Relato Corto.
Por lo que hace a la cena de gala de la 'III Noche Valenciana de las Letras', tras un año de parón a causa de la pandemia, este año se ha vuelto a celebrar con normalidad en el Restaurante Ateneo. En esta cena también se ha llevado a cabo la entrega dela distinción a la carrera literaria al escritor Lorenzo Silva, que ha recibido el 'Premio de las Letras del Ateneo'. Silva agradeció a la institución el galardón y señaló que cuando te dan un premio de este tipo "te obliga a hacer un poco de balance personal y tomar conciencia de que ya tienes un camino a las espaldas".
Así pues, recordó que empezó a escribir desde muy joven, hace más de 40 años. "Este reconocimiento es una especie de corroboración de que no has hecho del todo el tonto en tu vida. Lo mejor de mis energías lo he dedicado a escribir porque era mi vocación y porque creía que era mi misión en la vida. El Premio de las Letras del Ateneo me permite sentir que ha valido la pena esa enorme inversión personal que representa entregarle tu vida a algo. Me genera mucha gratitud porque al final lo que buscas es llegar a los demás, ofrecerles algo valioso en tu obra", subrayó el escritor madrileño.
Por lo que hace a la presidente del Ateneo, Carmen de Rosa, se ha mostrado positiva con la vuelta a la normalidad en la III Noche Valenciana de las Letras y ha recalcado que, a pesar de que la pandemia supuso un gran obstáculo en la sociedad, "no impidió la firme apuesta que el Ateneo hace por la cultura", razón por la que ofrecieron todas sus actividades durante el confinamiento en formato online, una modalidad que llegó para quedarse definitivamente. "En el Ateneo siempre tratamos de dar visibilidad y potenciar todos nuestros concursos culturales y la ‘Noche Valenciana de las Letras’ es uno de los certámenes que más se ha consolidado", explicó De Rosa, para añadir que el confinamiento animó a muchos autores a dar rienda suelta a su creatividad, motivo que explica que se hayan casi duplicado las obras presentadas con respecto a la edición anterior.
Por lo que se refiere a los premios, conllevan un premio en metálico de 8.000 euros en el caso de la Novela y de 1.000 para Relato Corto y Poesía, así como la publicación de las obras por la Editorial Olé Libros, que colabora en estos concursos.
'Alma', obra de Lorenzo Delgado, se basa en que todo el mundo ha tenido la tentación de volver la vista atrás para conocer de dónde procede, saber cuáles son sus orígenes. Pero, esta inocente y atávica práctica puede volverse contra quien, desprovisto de la necesaria cautela, se adentra en las entrañas del tiempo. En este relato, Ana, una angustiada futura mamá, se expone accidentalmente a jugar con él, y da con los hilos que le unen a Alma, el espíritu de una mujer atormentada que, sujeto a su destino por la crueldad de los hechos, lucha por ser reconocida y sobrevivir en un tiempo, principios del siglo XX, adverso y tumultuoso. Este “ser reconocida” lo compartirá con su ciudad Valencia.
El poemario 'Milán', de Pura García Pérez, convierte en versos el viaje a un destino que todos, tarde o temprano, compartimos. Es un itinerario que se inicia mirando a los ojos del otro y del que se regresa con las pupilas vacías y un latir extraño que el corazón afirma, sin pedir permiso. Es el itinerario al desamor. La ciudad de Milán, sus calles, el invierno cubriendo amaneceres que son, en realidad, el anochecer del amor o los soportales que dan su abrazo de piedra a los mendigos, se transforman en una metáfora que versea el vacío que nos llena cuando del amor queda únicamente su afónica voz.
'Silencio se rueda', de José Borredá, es un relato corto cuyo hilo argumental es que cuando la vida se convierte en una carrera de velocidad, corre el riesgo de dejar a muchos en la cuneta. Manuel es uno de ellos. En la soledad de su habitación con la única compañía de la memoria, cada vez más frágil, o en los paseos acompañado de Augusta en busca de los rayos de sol que asoman en los parques, Manuel decide hacerle un guiño a esa vida, convirtiéndola en una farsa en la que él escribe el guión para que todos acaben siendo personajes.