La batalla de las Termópilas es uno de los pasajes épicos de la Antigüedad por la inmensa desproporción en las fuerzas enfrentadas y porque los espartanos sabían que se dirigían a una muerte segura. Fue además uno de los momentos de mayor trascendencia histórica, ya que, sin ese sacrificio, los griegos no habrían podido derrotar a los persas en las posteriores batallas de las guerras médicas. Si en las aguas de Salamina y en la llanura de Platea hubiesen muerto los grandes pensadores y creadores del siglo V a.C. —o en su caso sus padres o sus abuelos—, la Grecia clásica no habría alcanzado su brillantez ni habría sido jamás el gran referente que guió a Roma.
La historia de Occidente, por tanto, habría sido muy distinta si la expedición de Jerjes hubiese logrado su propósito, un resultado seguro sin las miles de bajas, gran parte en sus tropas de élite, que el ejército persa sufrió en las Termópilas. No sé si mejor o peor, pero sin duda nuestra civilización sería muy diferente.
Así fue la segunda conferencia de Antonio Penadés, una maravilla, pero también nos dejó hace una mes su primera ponencia sobre Homero y Troya, que encandiló al público asistente.
Podcast de la conferencia: